Todo Comenzó varias semanas Atrás. Yo Había estado leyendo citas de la Biblia y Del libro Ciencia Y Salud, que me hicieron Reflexionar y ver Claramente que Dios nos está cuidando siempre. Una de ellas era “Bienaventurados los de limpio corazón porque ellos verán a Dios”, Mateo 5:8. que de inmediato relacioné con otra que dice “Muy limpio eres de ojos para ver el mal.” Habacuc 1:13. Estuve pensando en esas citas, Tratando de encontrar la profundidad de esas palabras, Percibiendo que Tienen mucho más alcance de lo que parece.
Entonces un día, cerca de Navidad, fui de compras al centro de la ciudad de México con una amiga, y dejamos el coche estacionado en una calle poco transitada. A la hora de regresar ya era casi de noche y mi amiga comenzó a sentirse extremadamente nerviosa. “Nos van a asaltar. Está muy peligroso, ¿qué hacemos aquí?”
En aquel momento comencé a orar y a saber que Dios está siempre con nosotros, que Él es amor y, como dice la Biblia, “el perfecto amor echa fuera el temor”. 1 Juan 4:18. Traté de calmarme y reconocer que no había nada que nos pudiera lastimar o causar daño. Seguimos caminando hasta el coche, nos subimos y salimos de regreso a casa por una calle de la ciudad de México que es muy amplia.
No obstante, mi amiga estaba cada vez más nerviosa. Yo trataba de mantenerme tranquila, de platicar acerca de cosas agradables con ella. Y seguía orando, sabiendo que Dios es Amor y persistiendo en que “el perfecto amor echa fuera el temor”. Cuando nos detuvimos en un semáforo, dos chicos de unos 16 años de edad, golpearon en la ventana y uno de ellos traía una pistola. Mi primera reacción fue: “Esto no puede ser”. No podía creer que estuviéramos en peligro. Entonces me embargó una gran tranquilidad porque sabía que Dios es Amor y, por ello, todo iba a estar bien.
Pero de pronto mi amiga abrió la puerta del coche, salió corriendo y el muchacho con la pistola corrió tras ella. Yo abrí la puerta de mi lado y allí había otro chavo que empezó a ver qué robarme.
“Dame todo lo que tengas”, me exigió. Y yo le decía: “Es que no tengo aretes, no traigo reloj... Por favor, ahorita arreglamos las cosas, pero dile a tu compañero que no le haga nada a mi amiga”.
Mientras le decía eso yo tenía mucha confianza, y lo estaba viendo como a un hermano. Sabía que cualquier hijo de Dios sólo puede reflejar amor. Realmente lo sentía; creo que fue una inspiración divina, porque me sentía muy tranquila. En México, generalmente se cree que si no tienes nada que puedan robarte te va peor, que si no les das nada, te golpean y te insultan.
Pero ese muchacho actuaba muy tranquilo, no me golpeó, no me insultó, no me dijo nada, simplemente de repente se fue. Entonces me bajé del coche y vi a mi amiga que estaba gritando del otro lado de la esquina. Y vino corriendo, se subió rápidamente al coche y me dijo “Vamos”. Yo me subí, arranqué, y nos fuimos.
Para mí realmente esta fue una experiencia en la que sentí la protección de Dios. En ese momento, cuando arranqué el coche, lo único que vino a mi mente fue: “Vi a Dios”. Y esa sensación como que aclaró un poco la profundidad de esas palabras.
Comprendi que era una oportunidad para encontrarme a mí misma.
Si Dios es Amor y muy limpio de ojos para ver el mal, eso significa que también todos estamos incluidos en ese Amor, y Él no conoce nada que sea Su opuesto. Cuando vi que el Amor estaba allí, donde esos chicos estaban tratando de asaltarnos, y los vi a ellos como mis hermanos, todo eso fue como ver a Dios y Él se manifestó en todos. Estoy segura de que, por la reacción que tuvo ese muchacho, este pensamiento fue importante, y creo que esa luz que nos iluminó en ese momento también le va a servir a él. Siento que cuando él me dijo: “Dame todo lo que tengas”, realmente le di todo lo que tenía. Al verlo como el Padre lo ve, espiritual, puro y honesto, tengo la certeza de que lo ayudé a verse a sí mismo como realmente es, como hijo de Dios.
Esta experiencia ha sido una luz en el camino para mí porque sigo descubriendo la profundidad de esas palabras que prometen que los limpios de corazón verán a Dios. Para mi significa que es mi deber ver el bien en todos, o sea que si Dios no puede ver el mal en Sus hijos, yo tampoco tengo derecho a verlo en nadie. Tenemos que ser de ojos limpios y ver como Dios ve, y vernos a nosotros mismos y a los demás como Él nos ve, para poder crecer espiritualmente y ser más felices en la vida.
Me ha ocurrido muchas veces que, cuando cambio mi concepto acerca de una persona, y en vez de verla como un terrible egoísta afirmo que eso no es el hijo de Dios, percibo esto tan claramente que poco a poco se va manifestando esa bondad innata.
En este mundo siempre nos están bombardeando con muchas noticias negativas, y, por lo general, las personas tienden a platicar sobre las cosas más feas, como son las enfermedades y los asaltos. Creo que nuestro estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud nos ayuda a protegernos de todas esas influencias que parecen acosarnos constantemente, y a estar más alertas, despiertos y libres.
Es importante defenderse con tenacidad de esas sugestiones negativas, y como sugiere Mary Baker Eddy, estar “de portero a la puerta del pensamiento”, Ciencia y Salud, pág. 392. admitiendo la entrada sólo a aquellas ideas que expresan el bien. La oración nos ayuda a ir desarrollando nuestra confianza inamovible en Dios, y va fortaleciendo nuestra convicción de la protección y la ayuda que Él nos brinda. Este desarrollo nos trae la certeza de que, cualquiera sea la circunstancia que enfrentemos, nunca estamos desamparados; como afirma el apóstol Pablo: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Romanos 8:31.