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La curación metafísica

Es como respirar

Del número de julio de 2005 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Olga Chaffee vive en la cima de una pequeña colina en San Diego, California. La casa es modesta, pero la vista es generosa. Desde sus ventanas puede ver hacia el oeste la Mission Bay, más allá de la cual se extiende el Océano Pacífico.

Cuando Olga desea recordar su niñez, mira hacia el sur. Creció en Montevideo, Uruguay, donde asistió a la Escuela Dominical en una Iglesia de Cristo, Científico. Allí aprendió acerca de la Christian Science, la Ciencia que se basa en las curaciones de Cristo Jesús y que Mary Baker Eddy descubrió, y en la que ella experimentó el poder sanador de la ley de Dios sintiendo cómo el impulso del Amor divino nutría su deseo de ayudar y sanar a otras personas.

En 1960, Olga se mudó a los Estados Unidos y afianzó sus raíces en Houston, Texas. Se anunció por primera vez en el Journal como practicista de la Christian Science en 1978, y como maestra autorizada en 1982. Como miembro del Cuerpo de Conferenciantes, de 1983 a 1988, habló al público sobre el poder y la presencia sanadora de Dios por todos los Estados Unidos, Centro y Sudamérica, Gran Bretaña, Francia, España y Portugal. Vivió en Boston de 1988 a 2001, tiempo durante el cual sirvió a The First Church of Christ, Scientist [La Primera Iglesia de Cristo, Científico], en diferentes puestos. Primero como Redactora de los programas de radio y televisión en español de El Heraldo de la Christian Science, luego como miembro de La Junta Directiva de la Christian Science. Durante esta época también se desempeñó como Secretaria de La Iglesia Madre, y trabajó por un tiempo en la Junta de Educación.

Olga tiene dos hijos y cinco nietos, y aprendió a integrar su práctica sanadora dentro del manto sin costura de su vida. “Para mí la curación es como respirar. Empecé cuando los niños eran bastante chicos. Asi que uno lleva adelante la casa y la práctica, y no piensa en otros términos. Y asi es la vida. Ya sea que esté arreglando el jardín, escuchando música, o simplemente mirando por la ventana, nunca 'apago' la luz de la práctica. Realmente la práctica de la Christian Science es como respirar. No es un trabajo, es mi vida”. Hace poco conversé con ella.

La Biblia y Ciencia y Salud muestran que la curación física por medios espirituales es el resultado de aprovechar el poder del Espiritu, o sea, Dios. ¿Cómo hay que hacerlo para tener buenos resultados?

Bueno, conozco la Christian Science — el poder de Dios — desde que era chica. Aprendí en la Escuela Dominical la importancia de cosas como el Primer Mandamiento, “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Éxodo 20:3. Lo encontramos también en el sentido espiritual que Mary Baker Eddy da de la siguiente frase en el Padre Nuestro: “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Ella escribe: “Capacítanos para saber que — como en el cielo, así también en la tierra — Dios es omnipotente, supremo”. Ciencia y Salud, pág. 17.

En la Escuela Dominical aprendí que Dios es Espíritu, Mente, Amor, Principio, Alma, Vida, Verdad — todos estos son sinónimos. Pero por sobre todas las cosas, siempre he aprendido que Dios es bueno. La Sra. Eddy muchas veces hace referencia a Dios como el bien y al hecho de que el bien es omnipresente; por lo tanto, no me puedo encontrar fuera del bien.

El Salmo 139 dice: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” Salmo 139:7. Entonces, ¿dónde o cuándo puedo yo estar fuera de la presencia del bien? Cualquiera sea la circunstancia humana, o las condiciones con que me enfrente, es imposible que me encuentre separada o apartada, o fuera, de la jurisdicción de ese bien todopoderoso, la Mente omnipotente, que está consciente de su idea — yo — en todo momento y bajo toda circunstancia. Y no sólo yo, una idea, sino la creación entera.

No es necesario esperar a que algo malo suceda para cambiar el paso y apelar a este poder. Es tan natural como respirar. Es la premisa sobre la que vivo, de la mejor manera que puedo. Sí, a veces puede que sienta temor o que algo me alarme. Pero he desarrollado la disciplina de decir: “Un momentito, te has apartado de ese Primer Mandamiento”. O bien, “Estás olvidando temporalmente lo que dice el Padre Nuestro”.

Mantener constantemente esos conceptos en la conciencia corrige todo aquello que aparece en la pantalla de mi pensamiento que no es bueno, ya sea una enfermedad, un accidente, una cuenta bancaria en déficit, o cualquier tipo de condición que nos atemorice. Sin embargo, no espero a que algo salga mal para apelar al poder y la presencia de Dios, porque ésa es la base de todo pensamiento, de todo sentimiento, de vida. Es la base de toda corrección, ajuste y curación.

El Salmista cantó: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud”. Salmo 143:10. Está hablando de la tierra de libertad y curación, ¿no es así?

Definitivamente. Y ése es el mensaje en toda la Biblia: Dios es bueno, y Dios sana. Lo vemos en Éxodo: “Yo soy Jehová tu sanador”. Éx. 15:26. Y en Salmos donde dice: “Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad”. Salmo 86:15. Y en Lucas, cuando la Biblia hace referencia a la autoridad del Cristo que Jesús reflejaba de Dios: “y el poder del Señor estaba con él para sanar”. Lucas 5:17.

En Ciencia y Salud, Mary Baker Eddy lo resumió diciendo: “El poder de Dios libera al cautivo”. Ciencia y Salud, pág. 224.

De modo que sacar provecho del poder del Espíritu, de Dios, es beneficiarse con el poder siempre presente del bien divino, que es lo único que está realmente presente o tiene poder.

Es la única realidad; la fuente del orden, armonía, belleza, salud, paz.

Es necesario escuchar esa "voz callada y suave".

¿Cómo opera en la práctica? Por ejemplo, cuando usted ayuda a alguien que tiene un problema, ¿qué hace?

Escucho. Escucho. Escucho. Siempre comienzo — y termino — escuchando con toda humildad a Dios. Y no necesariamente para recibir una respuesta específica a preguntas tales como “¿Y ahora qué hago?” o “¿Cómo puedo superar esto?” Sino simplemente escuchando “la voz callada y suave”. Es así como la Biblia describe cómo el Espíritu divino se presentó a Elías: “y después del terremoto, un fuego; mas Jehová no estaba en el fuego: y después del fuego, una voz callada y suave”. 1 Reyes 19:12.

Se trata simplemente de escuchar la “voz callada y suave”. Es no permitir que me abrume ningún clamor, gritos ni agitación de cualquier cosa que podría hacerme olvidar lo que la “voz callada y suave” está diciendo. Es asegurarme de que el clamor no se apropia de la situación, de que yo no reacciono a lo que está sucediendo. Sino que me quedo en paz, escuchando, manteniendo y reconociendo en mi conciencia la omnipresencia de Dios.

Esa ”voz callada y suave” atraviesa el terremoto y el fuego del temor y la conmoción, por así decirlo, para asegurarle que el paciente es perfecto y está a salvo y sano.

Y no sólo la verdad espiritual en relación con el paciente, sino con toda la creación; que no ha habido un alejamiento del bien, que no hay una brecha de tiempo o espacio, que no hay nada que pueda interrumpir la continuidad del bien, la continuidad del gobierno, autoridad y presencia de Dios. Y por supuesto, está bien y es natural experimentar los efectos de esto en la vida diaria. La bondad y el amor de Dios son una realidad. Estos conceptos no son una fantasía, sino algo práctico. Pero no se trata simplemente de decir: “Vamos a orar y ver cuál es Su voluntad”. Es tener la certeza de que la bondad y el amor de Dios son una ley, la ley del ser. No existe otra ley. Y esa ley deja sin efecto todo aquello que se pueda presentar con la apariencia de una ley física, social o teológica, o sea, aquello que no tenga los tonos de la verdadera bondad, la bondad de Dios.

Es necesario tener la certeza de que la curación es inevitable.

Entonces cuando la llaman pidiéndole ayuda, recurre a Su bondad, lo cual es una manera de adorar a Dios. Y cuando lo hace descubre en cierto sentido el significado de ese versículo de la Biblia que dice: ”Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley”. Gálatas 5:18. El único legislador es Dios.

Así es. No existe ninguna otra ley. La Sra. Eddy escribió un artículo que se llama “El Espíritu y la ley”, en el cual ella dice: “Todo lo que parece ser ley, pero que no participa de la naturaleza de Dios, no es ley, sino es lo que Jesús declaró que era 'mentiroso, y padre de mentira'. Dios es la ley de la Vida, no de la muerte; de la salud, no de la enfermedad; del bien, no del mal”. Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 259. De mode que, considero, si no es bueno, no es ley.

Como dijo antes, la Sra. Eddy identifica siete sinónimos de Dios. En Ciencia y Salud ella escribe: “Espíritu, Vida, Verdad, Amor, se combinan en uno — y son los nombres bíblicos de Dios”. Ciencia y Salud, pág. 275. Principio, Mente y Alma, son los otros tres. ¿Cómo la han ayudado estos sinónimos divinos en su práctica sanadora?

Me encanta la idea de los siete sinónimos de Dios porque dan a entender Su integridad y Su naturaleza infinita, como nada más puede hacerlo. Recuerdo cómo les enseñaba a mis estudiantes de la Escuela Dominical sobre los siete sinónimos. Para mí, ésta fue la manera más fácil de explicarlo. Yo decía: “Muy bien, yo soy Olga Chaffee. Soy hija, soy hermana, soy tía, soy madre, soy esposa, y ahora soy abuela. Soy todas estas cosas diferentes, pero soy la misma persona. Mis cualidades maternas también se manifiestan cuando soy hermana y maestra. Todas estas cualidades de lo que soy, como expresión de Dios, obran juntas”. Así, los siete sinónimos de Dios ilustran la integridad, la infinitud y la hermosísima variedad de la naturaleza de Dios. Y todas esas características magníficas y poderosas de Dios están obrando constantemente en bien de todos. La inteligencia de la Mente, la belleza del Alma, la fortaleza del Espíritu, la estabilidad de la Verdad. “La “belleza, grandeza y orden” Himnario de la Christian Science No 329. de la Vida que la creación expresa.

Y obviamente, como señaló antes, si bien la Sra. Eddy no lo incluyó como uno de los siete sinónimos, ciertamente usó el bien como otro nombre para Dios, como algo que es un sinónimo esencial del Creador. El bien mismo es supremo, y el único poder y presencia.

En el Glosario de Ciencia y Salud ella define el bien como: “Dios; Espíritu; omnipotencia; omnisciencia; omnipresencia; omniacción”. Ciencia y Salud, pág. 587. Y ella no dijo omnipotente, sino omnipotencia. Ella no dijo omnipresente, sino omnipresencia. Así que uno puede ver que esto nos hace pensar dos veces en lo que se refiere al verdadero poder o presencia del mal. En este universo que es enteramente bueno — el universo de Dios, el único universo que realmente existe — si admito la existencia del mal, pierdo el concepto de la omnipresencia y omnipotencia de Dios. Porque esto implicaría que en algún lugar, cuando Dios pestañeó o no estaba mirando, las cosas resultaron mal.

Es decir que cuando ora por alguien y le da tratamiento en la Christian Science, parte de la premisa de que la naturaleza de Dios es infinita como la describen esos sinónimos.

Y de la premisa de que Dios es la única causa. Cualquier otra cosa que no cumpla con esas pautas o no se asemeje a Dios, realmente no tiene una fuente o causa verdadera. En lugar de comenzar razonando a partir de algún problema físico o mortal, empiezo mis oraciones con Dios, el bien, con la totalidad de Dios, con el hecho de que Dios es omnipotente y omnipresente. Comienzo allí, me quedo allí, y termino allí. Ésa es la clave para obtener la curación. Y, realmente, ¿qué es la curación? No es cambiar a un mortal enfermo en un mortal sano. Es regocijarse en demostrar lo que cada uno ha sido en todo momento, regocijarse en la realidad de la naturaleza espiritual de cada uno.

Ahora hablemos de estas palabras, Christian Science. Mary Baker Eddy descubrió el método que Jesús usó para sanar, y denominó su descubrimiento Christian Science. Ella expresó el significado de estas dos palabras de varias maneras en sus escritos. Por ejemplo, escribió: ”El término Christian Science fue introducido por la autora para designar el sistema científico de la curación divina”. ibid., pág. 123. ¿Qué significan estas dos palabras en términos prácticos, especialmente con relación a su práctica?

Bueno, esta Ciencia es Christian (Cristiana) porque tiene que ver con el Cristo, con lo que Cristo Jesús enseñó. Su vida expresó la totalidad del Cristo. Querer sanar a otras personas y tener los medios como para hacerlo es un impulso cristiano muy natural. Y uno no está orando a ciegas, diciendo: “Por favor, Dios mío”, esperando que alguna de esas oraciones produzca algún efecto. Esto es una Ciencia y en ella hay un Principio, con leyes, reglas. Y es por esa razón que uno se encuentra sobre una base firme. No es algo experimental. No se trata de decir: “Veamos qué ocurre, esperemos lo mejor”. Uno comienza a comprender que la curación es inevitable. Si uno suma dos más tres, lo único que puede obtener es cinco. Si uno planta una rosa, obtiene una rosa, no una banana. Es así de eficaz. Así que en la Christian Science, uno está tratando con la Verdad. Una Verdad que es incondicional, que no se adapta a la mortalidad. De hecho, es todo lo contrario. La escena mortal tiene que ajustarse a la autoridad de esta Verdad, de este Principio divino.

Mary Baker Eddy habló de la habilidad de “demostrar con certeza científica la regla de la curación, basada en su Principio divino, el Amor...” ibíd., pág. 496. Entonces lo que dice es que ella descubrió que Jesús no sanaba por un don personal, sino que era la expresión de una ley universal.

Así es. Y no se trata de que el practicista esté haciendo algo al paciente, sino que es la revelación de lo que Dios nunca ha dejado de hacer: estar presente para ayudar a Sus hijos. Ciencia y Salud lo explica de la siguiente manera: “Las relaciones entre Dios y el hombre, el Principio divino y la idea divina, son indestructibles en la Ciencia; y la Ciencia no conoce ningún alejamiento de la armonía ni retorno a ella, sino mantiene que el orden divino o ley espiritual, en que Dios y todo lo que es creado por Él son perfectos y eternos, ha permanecido inalterado en su historia eterna”. ibíd., pág. 470-471. No hay un entrar y salir. Definitivamente no hay ningún “pero, pero”. La armonía y el orden divino nunca se han interrumpido.

¿Puede darme un ejemplo de esta armonía y orden divino?

Hace poco una amiga me llamó para pedirme ayuda. Aparentemente no podía enderezarse ni moverse después del teléfono para llamarme. En el momento que me llamó. yo había estado pensando en el hecho de que en virtud de su relación con Dios, el ser del hombre es la expresión de la ininterrumpida armonía y bondad divinas. No podría haber nunca ni un solo momento de desconexión entre Dios — el bien omnipotente, omnipresente — y Su imagen. Mi oración no era para tratar de enderezar un cuerpo mortal, sino para permanecer leal a la verdad espiritual que yo conocía. Nada me podía hacer creer que esa situación, tan incompatible con esta verdad, pudiera mantener a mi amiga sufriendo de esa manera. Ella también oraba del mismo modo, y, por la mañana, se sintió completamente libre, sin que quedara rastro del problema.

La armonía y el orden divinos no han sido interrumpidos nunca.

Hace más de 35 años que sana a la gente. Si pudiera darle alguna sugerencia a un practicista nuevo de la Christian Science, ¿qué le diría?

Que no determine cómo lo va a hacer. Que deje que Dios le diga qué hacer. Que Él se lo demuestre.

Ciencia y Salud dice: “El Amor inspira el camino, lo ilumina, lo designa y va adelante en él”. ¿Acaso voy yo a decirle a Dios cómo tengo que hacerlo? No. Yo voy a amar y quedarme tranquila, y luego voy a asegurarme de que mis móviles son rectos. Como dice la Sra. Eddy: “Los móviles rectos dan alas al pensamiento, y fuerza y soltura a la palabra y a la acción”. ibíd., pág. 454. Lo importante aquí es estar dispuesto y preparado, y así dejar que el Amor le muestre el camino. Dios le dará la oportunidad. Simplemente hay que estar dispuesto a hacerlo. La curación se vuelve una parte integral de nuestra experiencia humana. A menudo pienso, ¿cómo puede ser que un estudiante de la Christian Science no sane? Es como cuando uno llena sus pulmones de aire, una y otra vez. En algún momento tiene que exhalar. Uno se va llenando de inspiración, leyendo, estudiando, reflexionando. ¿Y luego qué? Uno tiene que exhalar.

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