Ya hace poco más de un año que comencé a leer Ciencia y Salud. En esa épocapadecía de varias molestias físicas y mentales, aparte de enfrentar una peligrosa enfermedad en la sangre (VIH-SIDA), y no tenía consuelo. Pasaba todo el día pensando en los diagnósticos del médico que sólo me hablaba del sumo cuidado que debía tener en cuanto a la alimentación, la higiene y el cúmulo de medicamentos a ingerir, única forma de preservar mi vida algunos años más, quizás meses. No obstante, mis amigos me apoyaban mucho tratando de que mi vida siguiera como antes.
Soy actor de teatro para niños, y en un viaje de trabajo una colega que conocía la Christian Science comenzó a hablarme de ella. Tiempo después me regaló un ejemplar de Ciencia y Salud, y guió mis primeros pasos hacia este descubrimiento científico de Mary Baker Eddy y hacia el amor infinito de Dios, que fue desde ese momento el sustento de mi vida. Comenzó poco a poco notable transformación en mi pensamiento, y decidí acogerme sólo a Dios para corregir los problemas. Poco después, llamamos a una practicista de la Christian Science quien muy amablemente me transmitió varias ideas sobre nuestro verdadero ser y nuestra relación con Dios.
Hoy mi vida es otra. He sanado y he despertado de esa horrible pesadilla. Por todas bendiciones he comenzado a ayudar a otras personas para que también descubran su propia identidad y sepan que hace más de cien años hubo una mujer que inspirada por el Espíritu divino escribió: "La ignorancia de lo que es Dios ya no es el puente hacia la fe. La única garantía de obediencia a Dios es una comprensión correcta de Él, y Conocerle a Él correctamente significa Vida eterna" (pág. vii).
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