Para mí, Dios era un ser inalcanzable.
Cuando empecé a estudiar la Ciencia Cristiana y a conocer mejor la Biblia, aprendí que Cristo Jesús siempre decía que Dios era su Padre y hablaba de la tierna relación que tenía con Él. Asimismo, al estudiar el Padre Nuestro con el sentido espiritual que da Mary Baker Eddy en su libro Ciencia y Salud, Ciencia y Salud, pág. 16. pude ver que Dios estaba muy cerca de mí y que podía hablarle como a un querido amigo. Esta vislumbre cambió mi vida por completo.
Muy pronto tuve el deseo sincero de tener una relación más cercana con mi papá, de poder decirle cuánto lo amaba y apreciaba. Nunca había tenido una relación afectuosa con él. Me crié en Colombia, y ya de muy pequeña, había aprendido que existe una distancia entre uno y sus padres. Con la madre y el padre no hay una relación como con un amigo, ni siquiera en el lenguaje que usamos; los tratamos de "usted", nunca de "tú".
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