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la curación metafísica

Una travesía de amor

Del número de septiembre de 2009 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Alessandra viaja con frecuencia y los últimos ocho años ha pasado la mayor parte de su tiempo yendo de un lado a otro del globo, desde Europa a Asia, compartiendo la Ciencia Cristiana con personas receptivas. Para Alessandra, practicista, conferenciante y maestra de la Ciencia Cristiana, el hogar se halla dondequiera que se encuentre. Ha sido una valiosa lección que aprendió hace tiempo, cuando comenzó a estudiar esta Ciencia.

Alessandra nació en Roma, Italia, y asistió a una escuela primaria parroquial, hasta que, junto con sus padres y dos hermanas menores, se mudó a São Paulo, Brasil. Su padre había recibido una oferta de trabajo en la creciente industria automovilística brasileña. Allí, a la edad de once años, Alessandra vivió lo que ella llama su primera experiencia con la libertad religiosa.

Alessandra habla con fluidez portugués, italiano, español e inglés, idiomas en los que ha estado dando conferencias.

Me contacté con Alessandra por teléfono y correo electrónico en un hotel en Manila para continuar una conversación que habíamos comenzado antes de que saliera en gira de conferencias.

Alessandra, hace casi una semana que estás en las Filipinas. Entiendo que el movimiento de la Ciencia Cristiana está muy activo en ese país.

En efecto. Había casi 300 personas en la conferencia que di sobre la curación espiritual en la universidad de Baguio, en el norte de Filipinas. Aunque ese día llovía, muchos vinieron de lejos, de varias aldeas de las montañas, alrededor de la ciudad. Es de admirar su dedicación, si uno piensa en la distancia que tuvieron que recorrer para llegar. Alrededor de un tercio de la gente que asistió eran chicos y adolescentes, y distribuían literatura de la Ciencia Cristiana además de ayudar como ujieres. La gente fue muy receptiva al mensaje de la conferencia. Y los que vinieron por primera vez apreciaron que hubo un período de preguntas y respuestas después de la conferencia. Tuvieron preguntas muy buenas. Después, muchas personas vinieron a hablar conmigo en privado, y algunos incluso vinieron a verme al hotel con amigos que querían saber más de la Ciencia Cristiana.

Me contaron que hay 15 grupos informales de la Ciencia Crisitana en la región norte del país, además de la iglesia en la ciudad de Baguio. Hay mucha gente joven en las Filipinas, y las Escuelas Dominicales de la Ciencia Cristiana están llenas y los miembros de las iglesias los alientan a que trabajen en las iglesias filiales. Muchos de los jóvenes también apoyan a estos grupos de la Ciencia Cristiana, viajando y enseñando clases informales de la Escuela Dominical. A la conferencia que di en Manila también asistió mucha gente. Hay dos iglesias en esta gran metrópoli, Manila y Pateros. Todos ellos son muy generosos y dedicados.

¿En qué idioma diste las conferencias allí?

En inglés. Se hablan varios idiomas diferentes en las Filipinas, y el país está tratando de unificar y establecer el idioma Filipino, pero por el momento el inglés es el medio de comunicarse entre las diferentes regiones.

Tú no fuiste criada en la Ciencia Cristiana, qué no nos cuentas cómo la encontraste y la adoptaste?

Conocí la Ciencia Cristiana en Brasil a través de mi novio, que después fue mi marido. Él ha había conocido por un amigo en momentos en que tenía un problema en el trabajo que parecía afectar su salud. Cuando empezó a estudiar la Ciencia Cristiana sanó de esa dificultad. Así que yo también empecé a estudiarla. Me encantaba porque es lógica. La lógica que encuentro en el libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, fue realmente lo que me atrajo, así como también las lecciones espirituales que obtenía de la Biblia.

¿Entendiste Ciencia y Salud cuando lo leíste por primera vez?

Yo estaba acostumbrada al estudio intelectual, y esa fue la manera como leí Ciencia y Salud al principio. Así que, no entendí el libro de inmediato, pero continué leyendo. Para mí lo que contribuyó de una manera positiva y me ayudó a comprenderlo, fue leer O Arauto da Ciéncia Cristá [El Heraldo de la Ciencia Cristiana en portugués]. Un día leí allí un artículo sobre la familia. Yo estaba pasando por un momento difícil en aquella época porque estaba asistiendo a la universidad en Sáo Paulo, y mi familia estaba en otra ciudad. Me sentía muy triste, sola y fuera de lugar. Pero después de leer ese artículo comprendí que la Ciencia Cristiana era un sistema de pensamiento metafísico. El artículo me explicó la diferencia entre razonar desde la perspectiva del sentido material—con el intelecto—y razonar desde la perspectiva del sentido espiritual. Me di cuenta de que yo podía comprender Ciencia y Salud sólo si razonaba desde un punto de vista espiritual.

¿Cómo describirías el razonamiento espiritual?

El razonamiento espiritual comienza con Dios—quién es Dios y qué sabe acerca de nosotros—no con la evidencia humana. Comenzamos a razonar espiritualmente cuando obtenemos una mejor comprensión de Dios como Amor, Espíritu, Mente, Alma, Principio, Vida y Verdad. Estos siete sinónimos de Dios que la Sra. Eddy presenta en Ciencia y Salud, me ayudaron muchísimo en este proceso de razonamiento. Por ejemplo, a medida que reconocemos que Dios es el Amor omnipresente y omnipotente, podemos amar a otras personas que no son tan fáciles de amar. El Amor, por ser Dios, es el poder que nos permite amar sin restricciones. Podemos amar porque reflejamos el amor, no porque otros hacen lo que nosotros queremos que hagan.

¿Cómo fue que esta forma de pensar sanó esa soledad?

Me trajo un concepto más espiritual de hogar. Percibí que mi familia era la familia de Dios. Dios era mi Padre-Madre, siempre presente, siempre conmigo. Y que mi verdadera familia eran todos los hijos de Dios. No sólo algunos hijos de Dios, sino todos. Yo estaba viviendo en una casa de huéspedes con otras chicas, así que podía ver que ellas eran mi familia también. Me podía llevar bien con ellas, como hermanas. Me podía sentir como en casa porque estaba siempre en la presencia de mi Padre-Madre, y podía tener la ayuda de mi Padre-Madre siempre que la necesitaba. Esto me trajo muy buenos resultados, me cambió la vida por completo.

Tú dijiste que siempre amaste la Biblia. ¿Creciste dentro de una familia religiosa?

Realmente, no. Me había criado en Roma como católica, y había asistido a una escuela primaria católica. Pero en Brasil asistí a una escuela pública, y cuando tenía doce años, comencé a ir con una amiga vecina a la iglesia bautista. Con el tiempo mi familia me acompañó y yo asistí a esa iglesia hasta que empecé a estudiar la Ciencia Cristiana.

¿Qué te atrajo a la iglesia bautista?

La Biblia. Cuando tenía siete años y todavía vivía en Italia, mi tío me dio un libro llamado La Bibbia per il bambino [La Biblia para el niño]. Yo no tenía una Biblia, sólo tenía ese libro, pero me gustaba mucho, era muy completo. Al leerlo encontré la historia de José, y aprendí que José pudo superar muchas dificultades e injusticias. Eso me causó una gran impresión.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la atmósfera mental en Italia era tan mala que generaba mucho temor en los niños. De modo que yo era muy infeliz. Todo el mundo se quejaba y se rebelaba. Todas las familias que conocíamos habían perdido a alguien en la guerra. Pero cuando leí la historia de José, vi que no necesitaba actuar de acuerdo con esa atmósfera de haber caído en desgracia que reinaba debido a la guerra. Yo podía dejar de sentirme mal, por ejemplo, por ser pobre, de la misma forma que José había superado todo lo que enfrentó. Podía usar los recursos espirituales que tenía dentro de mí misma para hacerlo. Me podía ir bien en la escuela, sentirme feliz en lugar de triste, y hacer cosas buenas por la gente. Percibía muy fuertemente que Dios estaba conmigo y me estaba ayudando. A partir de ese momento, siempre pensé en las historias de la Biblia de ese libro, y me lo llevé a Brasil. Todavía lo tengo.

Cuando me enteré de que los bautistas leían la Biblia, la usaban sin un intermediario y que podía tener mi propia Biblia, me encantó la iglesia. Pero, para cuando fui a la universidad, yo necesitaba algo más. Ya no sentía que las historias y enseñanzas de la Biblia tuvieran una aplicación práctica como había sentido de niña. Para entonces, la religión y mi vida de todos los días eran dos mundos separados. La Ciencia Cristiana volvió a hacer esa conexión que necesitaba. Aquella curación de soledad que tuve cuando estaba en la universidad fue mi primera curación en la Ciencia Cristiana, la cual trajo nuevamente el aspecto práctico de las enseñanzas de la Biblia a mi vida.

¿Cómo describirías el papel que tiene hoy la fe en la vida de los brasileños?

En general, ellos son muy religiosos. Son buscadores espirituales. A pesar de la atracción materialista de la vida moderna, sienten la necesidad de recurrir a un poder más elevado para superar los grandes desafíos que enfrentamos en un país cambiante. Por lo tanto, las iglesias evangélicas, que continúan creciendo y tienen una gran presencia en Brasil, actualmente están llenas. Sus servicios religiosos ponen mucho énfasis en lo emocional. Mientras que la atmósfera de los servicios religiosos en las iglesias de la Ciencia Cristiana es mucho más tranquila.

¿Por qué piensas que alguien estaría atraído hacia los servicios religiosos de Ciencia Cristiana, que, como dices, son más tranquilos en comparación con los servicios de muchas otras denominaciones religiosas? Francamente, nuestros cultos apelan muy poco al aspecto emocional, que a menudo se relaciona con la espiritualidad.

La espiritualidad genuina siempre es buena y guía hacia la paz, mientras que las emociones no siempre son buenas y muchas veces son sumamente negativas. De manera que no deberíamos preocuparnos en comparar nuestros servicios religiosos con una adoración de tipo emocional. En nuestra iglesia filial en São Paulo, a menudo he escuchado a la gente nueva elogiar la quietud y la paz que han sentido en nuestros servicios. Esto no quiere decir que sean inanimados y aburridos. ¡Todo lo contrario! Si traemos a nuestros servicios religiosos la inspiración espiritual que sentimos, serán muy vivificantes. A mí me gusta pensar que las Lecciones Bíblicas que se leen en cada servicio son como "tratamientos" espirituales semanales, con ideas específicas para sanar toda dolencia que enfrentemos individualmente, así como en la comunidad y en el mundo. Piensa en lo vivificante que son nuestros cultos cuando todos los miembros de la iglesia—no sólo los Lectores—oran por su respectiva congregación en el espíritu de nuestro Maestro, como Mary Baker Eddy declara en el Manual de La Iglesia Madre. Véase Manual, pág. 42. Esta enérgica oración colectiva es la que hace que el servicio religioso sea interesante y sanador. Tiene el potencial de inspirar a todos a seguir al Cristo, y a unirse en gozosa camaradería con los miembros de nuestra iglesia extendiendo el amor del Cristo que sentimos, a visitantes y personas personas nuevas.

Por supuesto, no hay nada malo en adorar a Dios a través de la expresión artística, ya sea canto o baile. Este expresión del Alma divina es normal y está bien, pero como la expresión de Dios, cualquiera sea la forma de adoración que elijamos, debe apelar al sentido espiritual. Si sólo produce una respuesta o sensación emocional, no tiene nada que ver con la espiritualidad genuina. Y no sería sincero usar la emoción o la sensación como un medio para atraer a la gente a la iglesia. Puede que una persona venga a nuestra iglesia en busca de espiritualidad y para lograr obtener una conexión con Dios, y no va a encontrar eso mediante la sensación material. La Ciencia Cristiana no apela a los sentidos materiales, sino al sentido espiritual. Y cuando hay genuina espiritualidad en nuestros servicios, atrae a los pensadores.

¿Qué quieres decir con "pensadores"? ¿En qué piensan?

Tenemos el ejemplo de Jesús. Él no trató de atraer a la gente con ritos y prácticas espectaculares. Él primero sanó, y después enseñó. Atraía a la gente que necesitaba sanarse, y luego los que estaban dispuestos a aprender cómo y por qué sanaba, se quedaron con él. No enseñó gritando ni ofreciendo una atmósfera emocional visual y sonora. Su consciencia espiritual era el poder sanador en operación. Esto se aplica a cada uno de nosotros como sanadores.

Un pensador es una persona que está dispuesta a aprender y a alcanzar esa consciencia espiritual que sana. He notado que por lo general la gente está dispuesta a pensar y a aprender cuando realmente está enfrentando algún problema. Empiezan a hacer preguntas, y están dispuestas a profundizar, porque descubren que la mera sensación de conectarse con Dios ya no les es suficiente. No los satisface espiritualmente. Y como dije, cuando los que asistimos a los servicios religiosos de la Ciencia Cristiana tengamos esa consciencia del Cristo que Jesús demostró, nada faltará en ese servicio.

Sin embargo, escuchamos decir que las principales iglesias están enfrentando las mismas dificultades. Disminución del número de miembros, cierre de iglesias, y así sucesivamente. ¿Piensas que los Científicos Cristianos necesitan hacer algo diferente para seguir siendo vibrantes e importantes, y cambiar con las épocas?

Necesitamos practicar la Ciencia Cristiana con más constancia. El verdadero obstáculo para el progreso de nuestra Iglesia no es que tengamos tres, en vez de cuatro himnos en nuestros servicios religiosos, o que no tengamos coro. Tampoco es que nos preocupemos o no de que el Orden de los Cultos Religiosos que aparece en el Manual de la Iglesia sea anticuado. Lo que ocurre es que en muchos casos no practicamos la Ciencia Cristiana.

¿Puedes aclara eso?

Esto es algo en lo que he pensado muchísimo. En la página 248 de Ciencia y Salud hay un pasaje que ilustra lo que quiero decir: "¿Cuál es el modelo ante la mente mortal? ¿Es la imperfección, el gozo, el pesar, el pecado, el sufrimiento? ¿Habéis aceptado el modelo mortal? ¿Lo estáis reproduciendo? Entonces sois perseguidos en vuestro trabajo por escultores viciosos y formas horribles. ¿No oís a toda la humanidad hablar del modelo imperfecto? El mundo lo pone delante de vuestra vista continuamente. El resultado es que estáis propensos a seguir esos patrones inferiores, a limitar así la obra de vuestra vida y a adoptar en vuestra existencia el diseño anguloso y la deformidad de los modelos de la materia". Esto es lo que estamos haciendo en muchos casos. Hemos aceptado el modelo mortal y todo lo que está incluido en él (y podemos hacer una larga lista de cosas: enfermedad, temor, limitación, y así sucesivamente) y lo estamos reproduciendo. Actualmente, oímos hablar de este modelo imperfecto mucho más que en la época de la Sra. Eddy ¿Por qué? Porque tenemos comunicación en masa a través del Internet, la televisión y los medios de comunicación. En mi práctica de la Ciencia Cristiana he encontrado que no somos lo suficientemente vigilantes para apartarnos de estos modelos falsos y mantener en el pensamiento el modelo espiritual.

¿Puedes dar un ejemplo específico de un "modelo falso" que hayas notado en los medios?

Hace poco recibí un correo en el que me enviaban una entrevista que le hicieron a un médico en su sitio en Internet sobre la influencia del pensamiento en nuestra salud. El médico dijo en la entrevista que debemos tener cuidado con el odio y los sentimientos negativos porque tienen una influencia muy mala en nuestra salud. En esta entrevista el médico relacionó la diabetes y otras dolencias físicas con el pensamiento y describió la influencia de los pensamientos en otras dolencias físicas. Así que, sí, esta idea de que la mente humana influencia la salud es común ahora. Pero este razonamiento se basa en la noción de que la mente mortal tiene poder y que tenemos que trabajar mediante la mente mortal para eliminar o disminuir el temor o el estrés, o cualquier cosa esté en el pensamiento mortal que parezca estar afectando nuestra salud. Lo que empieza sonando muy parecido a la Ciencia Cristiana termina siendo totalmente contrario a ella. Los Científicos Cristianos oran partiendo de la base de que Dios es la única Mente. Dios tiene todo el poder, y superamos la enfermedad no mediante la mente mortal, o meramente cambiando los pensamientos mortales por pensamientos mejores, sino renunciando a los pensamientos mortales y manteniendo pensamientos espirituales. Es un importante paso de progreso ver que el pensamiento influencia la salud, pero los Científicos Cristianos tienen que profundizar mucho más y razonar desde una base puramente metafísica.

Dices que el modelo con que necesitamos empezar es Dios y Su bondad y totalidad, y entonces razonar a partir de ese punto de vista para tener éxito como sanadores.

Así es. En Ciencia y Salud hay una declaración que trato de mantener en el pensamiento siempre: "Nuestra ignorancia respecto a Dios, el Principio divino, es lo que produce la aparente discordancia, y comprenderlo a Él correctamente restaura la armonía". Ciencia y Salud, pág. 390.

Entre los muchos modelos falsos que el mundo mantiene ante nuestra vista continuamente, hay extensos análisis de las "razones" de cada uno de los problemas que la humanidad enfrenta hoy en día. Una razón para cada enfermedad, cada desastre, cada crisis económica. Estas razones se plantean tan bien y parecen tan justificadas que tendemos a aceptarlas como verdad. Siempre que aceptamos una razón para que exista el mal, aceptamos su realidad, y ya no podemos orar por ello aplicando la Ciencia Cristiana porque nuestra oración debe ante todo empezar reconociendo la irrealidad del mal. La Sra. Eddy escribió que es nuestra ignorancia de Dios lo que produce la discordancia, y cuando corregimos esta ignorancia, terminamos con todas las "razones" que el mundo presenta para los problemas de la humanidad.

Existe la suposición bien intencionada de que cuando se conoce la razón de un problema podemos resolverlo o prevenirlo. Esto parece ser una manera humana de razonar correctamente, pero desde un punto de vista espiritual nos deja atrapados dentro de las limitaciones humanas, y podemos ver fácilmente los pobres resultados que han tenido los mejores esfuerzos de los hombres. Ciertamente, apreciamos todo el bien que están haciendo las numerosas organizaciones y personas que trabajan directamente para enfrentar la enfermedad, la ayuda humanitaria y la diplomacia mundial. Pero como Científicos Cristianos, tenemos que ir aún más allá. Tenemos que eliminar esa ignorancia de Dios en nosotros mismos, esforzarnos por alcanzar esa "comprensión correcta de Él" que "restaura la armonía". Y después tenemos que ayudar a tantos de nuestros hermanos y hermanas como sea posible a superar esta ignorancia. Y para mí, ése parece ser el verdadero propósito de cada actividad de nuestras iglesias.

Como siempre, podemos recurrir al Maestro cristiano, Jesús, en busca de guía. Cuando la gente venía a él en busca de curación, él no trataba de analizar la razón de que alguien fuera ciego, leproso o paralítico. Véase Juan 9, Marcos 1:40-42, Juan 5:2-9. Tampoco se metía en debates ni buscó razones para el accidente ocurrido en la torre de Siloé o el asesinato de algunos galileos que hizo Herodes. Véase Lucas 13:1-5. Se negó a ver a alguien como pecador, por lo tanto, no atribuía ninguna causa a esos males. ¿No era acaso ésta su manera de ver la irrealidad de esos males? Y como siempre, cuando él necesitaba guía, ayuda, apoyo o fortaleza, simplemente recurría a su Padre celestial. Y nosotros podemos hacer lo mismo.

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