En mi oración, inspirada por lo que había leído, me esforzaba por verlo protegido y a salvo de todo peligro
Mi hijo mayor, como oficial del ejército uruguayo, hace tres años fue a Haití en su primera misión de paz con la ONU. Cuando recibí la noticia me sentí intranquila temiendo por su seguridad, ya que iba a un país donde hay conflicto y cierto riesgo, sobre todo para las Fuerzas de Paz de las Naciones Unidas, conocidas como los Cascos Azules, que en muchos lugares no son bien recibidos.
Cuando me volví a Dios para calmar el temor, pensé en este pasaje de Ciencia y Salud que dice: "Estad de portero a la puerta del pensamiento. Admitiendo sólo las conclusiones que queráis que se realicen... "1 Pude ver que toda conclusión tenía que tener a Dios como su origen. Otro pasaje del libro me llenó de confianza: "Donde está el Espíritu de Dios, y no hay lugar donde Dios no está, el mal se vuelve nada, lo contrario del algo del Espíritu".2 Cada vez que sentía temor por lo que le podría ocurrir a mi hijo, en mi oración, inspirada por lo que había leído, me esforzaba por verlo protegido y a salvo de todo peligro. Reconocía la presencia de Dios, pensando que mi hijo nunca estaba separado de Él. Al ver que se iba a un lugar tan lejano y peligroso, al principio pensé que iba a estar separado de la protección de la familia. Pero al recordar que somos espirituales, hechos a imagen de Dios, pude sentir que la Mente divina nos protege a todos siempre y que uno jamás puede apartarse de Él. La incertidumbre y el temor son un estado mental negativo, no son más que sugestiones mentales irreales que no vienen de Dios, el bien.
En mi estudio de la Ciencia Cristiana había aprendido que las sugestiones mentales se acallan y desaparecen al orar con perseverancia. De modo que seguí orando. El Salmo 121 dice en parte: "No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá el que guarda a Israel". Donde el Salmo dice "Israel", yo pensaba dentro de mí: "No se adormecerá el que guarda a Christian (que es el nombre de mi hijo). Dios es su guardador, Dios lo guardará de todo mal". Y para mí "todo mal" no es de un poquito de mal, o uno que otro mal. Dios nos protege de absolutamente todo mal. Yo hacía especial hincapié en estas ideas, consciente de que Dios es Todo-en-todo, y en que "Dios guardará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre", como termina el Salmo. Tenía la certeza de que mi hijo cada vez que salía de patrulla estaba totalmente protegido.
Resultó que un día estaba chateando con él, y me dijo que le dolía un poco la cabeza. Entonces me contó que el día anterior habían salido en caravana, como tantas veces vemos en las noticias a los vehículos de la ONU. Él era el oficial al mando e iba adelante en el camión junto al chofer, y atrás venían los tanques. Sucedió que el tanque que iba directamente detrás de ellos tuvo un desperfecto y los atropelló doblando la cabina del camión hacia adelante. Ni bien me contó eso le agradecí a Dios por Su protección, porque mi hijo me estaba hablando de que tenía apenas un dolorcito de cabeza. Allí me di cuenta del poder de la oración. Los dos salieron prácticamente ilesos; el chofer sufrió apenas unos golpes leves.
Para estos dos jóvenes se había cumplido la promesa del Salmo 91: "Con tus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad".3 Esto me confirmó que mi hijo vive en el amor de Dios y está siempre protegido.
Me gustaría agregar que si hay padres que tienen a sus hijos en frentes de guerra o en misiones de paz, pueden perseverar en sus oraciones si los asalta la duda o el temor, y saber que Dios está protegiendo a sus hijos todo el tiempo. Dios, nuestro Padre-Madre, es todo, es el bien, y es el único poder que existe. Con este pensar podemos atestiguar que Dios mantiene a nuestra familia en salud y armonía constantes.