¿De dónde son tus cortejos, gentil mes de junio?
el encanto de Náyade contigo reposa
tus brisas exhalan perfume de rosa
y el tiempo de antaño te tiende la mano.
La alondra con su canto inicia tu amanecer,
el ruiseñor a la floresta hace estremecer
y nos devuelve la dulce melodía virginal
purísima en el profundo silencio matinal.
El mundo de las flores, por hadas habitado,
con ese canto tuyo extasiado,
contempla con amor horas risueñas
a través de montes, valles y peñas;
con un suave andar, caminando vas
por la verde hierba que entretejes,
las hojas temerosas con tu aliento estremeces
y las haces murmurar con tonos que enternecen.
La lluvia que la luz solar hace hermosa
cual sonrisa que en llanto asoma presurosa
ese corazón por tanto tiempo entristecido
pregunta a su junio lo ocurrido.
Hallarás que las armonías del Alma
no fugaces como las terrenales,
grabadas siempre quedan en el corazón
dando bienaventurada calma.1
"Junio" de Escritos Misceláneos 1883-1896 por Mary Baker Eddy
© 1978, The Christian Science Board of Directors.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!