"¡Vaya! Debes tener mucha fe... o un don especial!" "¡Eso parece mucho más difícil que tomar un remedio!"
Estos son los comentarios que escucho cuando la gente se entera de que soy miembro de una iglesia de la Ciencia Cristiana y que practico la curación espiritual.
Pero practicar la Ciencia Cristiana, las leyes de Dios, como las enseñó y demostró Jesús, no es curación por la fe ni un don único y personal. Tampoco es difícil. Lo único que se requiere es la sencilla pero profunda compresión de una sencilla pero profunda declaración. Se encuentra en la Biblia, en Éxodo 20, y dice: "No tendrás dioses ajenos delante de mí" (versículo 3). O como afirmó Jesús: "El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas". Marcos 12:29, 30. Jesús comprendía que la obediencia al Primer Mandamiento resulta en un reordenamiento total del universo, que va de lo que aparenta ser, a lo que realmente es.
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