Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, escribe: “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 494). ¿Cómo un “Amor divino” aparentemente abstracto responde a una “necesidad humana” aparentemente concreta?
Durante una extensa sequía, el Señor le indicó al profeta Elías que fuera a la ciudad de Sarepta, donde, como Dios le hizo saber a Elías, encontraría a cierta viuda que lo sustentaría (véase 1 Reyes 17). Él obedeció y encontró a esa mujer, pero ella tenía tan pocos recursos que era incapaz de sostenerse a sí misma, mucho menos a alguien más. Con tan solo un puñado de harina y un poquito de aceite que le quedaban, ella planeaba preparar la última comida para ella y su hijo, y luego morir.
Elías le dijo: “No tengas temor”, y le indicó que usara la harina para prepararle a él una pequeña torta primero, y luego para ella y su hijo. Él le prometió que ni la tinaja de aceite ni la harina escasearían, hasta que regresara la lluvia para terminar con la sequía. La mujer obedeció la indicación de Elías, y después, el aceite y la harina continuaron alimentándolos a ella, a su hijo y a Elías, como él le había prometido.
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