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Original Web

Sana de asma

Del número de diciembre de 2017 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 2 de octubre de 2017 como original para la Web.


Durante el bachillerato, tuve asma y me costaba mucho respirar siempre que me encontraba en un ambiente nuevo. Recibía el apoyo mediante la oración de mis padres y de un practicista de la Ciencia Cristiana, y tenía confianza de que sanaría.

Cuando me costaba respirar, a menudo encontraba alivio pensando en esta línea del Himnario de la Ciencia Cristiana: “Ambiente de divino Amor / respira nuestro ser” (N° 144, adapt., traducción español © CSBD). Para mí esto quería decir que el lugar donde me encontraba no determinaba mi salud, porque en vez de estar sujeta a un ambiente terrenal que podía cambiar de bueno a malo, yo estaba siempre en la atmósfera espiritual de Dios, la cual es inalterable, tranquila y libre. 

También oraba con esta cita de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: “Revestido con la panoplia del Amor, el odio humano no puede alcanzarte” (pág. 571). En lugar de “odio” humano, yo pensaba en las condiciones humanas o mundanas. Un cambio en el viento, nuevos animales domésticos en la zona, el esfuerzo excesivo, la estación del año y mi ubicación física, no eran factores que pudieran afectar a una idea espiritual, como yo sabía que era realmente. Ninguna causa o efecto terrenal, creencia material o temor podían tocarme, pues estaba protegida en el refugio seguro del amor y el cuidado de Dios. Estas ideas siempre me traían alivio en el momento, pero como el problema luego regresaba, me di cuenta de que necesitaba adquirir una comprensión espiritual más profunda para sanar por completo.

Una noche, durante las vacaciones de verano, estaba luchando por respirar. Había sido Científica Cristiana toda mi vida y siempre había tenido mis curaciones al comprender mejor que Dios nos hizo a Su imagen, y que Él nos ve perfectos y sanos. Sin embargo, en ese momento mi pensamiento no estaba muy claro, y necesitaba más apoyo con la oración. Así que hablé con un practicista de la Ciencia Cristiana.

El practicista me leyó esta cita: “…la Ciencia no conoce ninguna interrupción de la armonía ni retorno a ella…” (Ciencia y Salud, pág. 471). Esa idea hizo que viera claramente la realidad espiritual de la situación. Si Dios no conoce ningún ambiente fuera de la armonía, entonces no puede existir. Por ser hijos de Dios, no somos péndulos que oscilan entre la salud y la enfermedad. Estamos en un estado eterno e inalterable de perfección y armonía espiritual con Dios. Si Dios no lo hizo, no lo conoce, no lo ve, entonces no puede existir, y no puede ser la verdad acerca de Sus hijos. Dios solo hizo perfección, solo conoce la paz y solo ve la armonía para toda la creación. Y eso me incluía a mí.

Instantáneamente, se produjo la curación. Yo no había tratado de orar para sentirme mejor; oré para comprender que Dios me hizo. Y cuando me vi espiritualmente —la forma perfecta en que Dios me creó— me sentí tranquila y pude respirar con total normalidad. Esta curación ocurrió hace 14 años, y ha sido permanente.

Estoy muy agradecida por la Ciencia Cristiana y por esta demostración, la cual fortaleció mi fe y mi comprensión de Dios. Como dice la Biblia: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros” (Santiago 4:8).

Amber Hawks Schaberg
Monrovia, California, ee.uu.

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