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Original Web

El dolor de la quemadura se disolvió rápido

Del número de diciembre de 2017 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 24 de octubre de 2017 como original para la Web.


Hace un tiempo descubrí un pasaje en la Biblia que para mí invita a la reflexión: “No tendrás temor de pavor repentino… cuando viniere. Porque Jehová será tu confianza” (Proverbios 3:25-26). La International Children’s Bible traduce estos versículos de esta forma: “No necesitarás tener miedo de que surja súbitamente un problema... El Señor te mantendrá a salvo”. Cuántas veces parece como que nos sorprenden desprevenidos cuando sucede algo repentinamente y reaccionamos con temor, lo que tiende a socavar nuestra capacidad para orar por la situación.

Como practicista de la Ciencia Cristiana, la gente me llama con frecuencia para que las ayude por medio de la oración. Un día, estaba hirviendo aceite en un wok chino en la cocina y estaba a punto de colocar unas bolas de masa rellenas (dumplings), y justo en ese momento sonó el teléfono. Cuando llevé el auricular al oído, pude oír a una mujer gritando de dolor. De inmediato saqué la sartén del fuego para poder responder a su pedido de ayuda, pero lo hice tan rápido, que el aceite hirviendo se derramó sobre mi mano y el brazo.

De repente mi brazo también parecía estar gritando de dolor, clamando por una reacción de temor. Al instante alejé mi pensamiento del ruidoso panorama de dos personas sufrientes, y en cambio elevé mi pensamiento a Dios. Afirmé: “Padre-Madre Dios, Tú tienes siempre todo el control. Tú no eres la fuente de dolor, accidente o sufrimiento de ningún tipo. Las dos estamos seguras en Tu cuidado todopoderoso. ¡Tú eres el bien únicamente!”

Esos pensamientos en realidad pasaron rápidamente por mi mente mientras limpiaba el aceite del brazo y la mano, y le decía a la mujer que oraría por ella, a pesar de que no sabía cuál era su problema. Yo sabía que lo que importaba era lo que Dios sabía en ese momento acerca de ella y de mí por ser Sus hijas amadas, que nunca podíamos estar separadas del cuidado del Amor divino. Poco después de colgar, la mujer llamó para decirme que estaba bien. El dolor en mi brazo desapareció en el momento en que reconocí la totalidad de la bondad de Dios, el bien. Durante todo ese tiempo, no miré mi brazo, pero esa noche me di cuenta de que no había quedado ni siquiera una marca.

La Biblia nos recuerda que debemos estar “constantes en la oración” (Romanos 12:12) y orar “sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17). Para mí esto significa rechazar instantáneamente todo aquello que sea desemejante a Dios, el bien, y regocijarse sin cesar en el cuidado ininterrumpido y armonioso que Dios nos brinda a cada uno de nosotros.

En Segunda a Timoteo leemos “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y una mente cabal” (1:7, según la versión King James de la Biblia). Este pasaje cobró un nuevo significado para mí cuando busqué la palabra cabal en un diccionario. La definía en parte como entero, intacto, completo, perfecto, ileso, inalterado, sano, libre de error. Cada uno de nosotros refleja la Mente perfecta y sana que es Dios, y la Mente nos da el poder y el entendimiento para superar el miedo y el sufrimiento.

Estoy muy agradecida por las muchas verdades sanadoras que se encuentran en la Biblia, y que el descubrimiento que hizo Mary Baker Eddy de la Ciencia Cristiana, sacó a luz.

Christine Driessen
Nueva York, Nueva York, EE.UU.


No hay dolor en la Verdad, y no hay
verdad en el dolor; no hay materia en la Mente, 
y no hay mente en la materia; no hay materia en la 
Vida, y no hay vida en la materia; no hay materia en el bien, 
y no hay bien en la materia.

Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 113

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