Por más significativas y felices que puedan ser las festividades navideñas, muchos ven en la Navidad una importancia mucho más profunda. Algunas personas se sienten inspiradas a dar a otros de diferentes formas. Otros encuentran un momento para renovar su amor y su aprecio por la familia. Los cristianos celebran el nacimiento de Cristo Jesús. Sienten de forma diferente la promesa que impartió el nacimiento de Jesús para toda la humanidad aquella noche: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:14).
Al comentar sobre la Navidad, Mary Baker Eddy, quien descubrió y fundó la Ciencia Cristiana, escribió: “Este día significativo, coronado con la historia de la idea de la Verdad –su advenimiento y natividad terrenales– ocupa un lugar muy especial en el corazón de los Científicos Cristianos; para quienes el aparecimiento del Cristo en un sentido más pleno es tan precioso, y colmado de bendiciones divinas para la humanidad” (Escritos Misceláneos 1883 –1896, pág. 320).
La espiritualización de nuestro pensamiento y vida mediante la influencia transformadora del Cristo eleva nuestro pensamiento por encima de la creencia de que la materia es la razón de que existimos.