Casi al principio de su revolucionario libro, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy afirma: “Cualquier cosa que materialice la adoración estorba el crecimiento espiritual del hombre y le impide que demuestre su poder sobre el error” (págs. 4–5). Materializar la adoración puede incluir presentar objetos físicos como si tuvieran influencia y poder espiritual.
¿Acaso lo que simboliza una cruz adquiere poder debido a su forma o a los materiales que la forman? Es obvio que no. El sacrificio y la victoria de Jesús no se encuentran en la madera o el material que compone una cruz que podamos tener en las manos; su victoria estaba y está en la omnipotencia refulgente e indisputable de su Padre, Dios, que él demostró en sus obras sanadoras y en la resurrección.
He pensado en qué se habrá sentido en el momento de la crucifixión de Jesús. ¿Qué habría sentido yo si hubiera sido un testigo presente aquel día, al ver cómo bajaban de la cruz el cuerpo de Jesús? ¿Es que me habría agobiado la tristeza?
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!