¡Era el día antes de que comenzaran las vacaciones de Navidad! ¡Yo estaba tan contenta! Después de la prueba de ortografía, nuestra clase iba a tener una fiesta para celebrar con un montón de cosa ricas, actividades divertidas y las mamás vendrían a ayudar. ¡Luego durante dos semanas no tendríamos que ir a la escuela! Este tenía que ser uno de mis días favoritos del año.
Pero entonces nuestra maestra nos pidió que sacáramos nuestros cuadernos y escribiéramos sobre lo que íbamos a dar para Navidad. ¿Qué? ¿Qué íbamos a dar? Todas mis amigas estaban hablando de lo que iban a recibir. Pero cuando pensé en eso, me di cuenta de que la Navidad consiste totalmente en dar, porque la Navidad se trata de Dios y Su amor. Y el Amor divino siempre da.
Aunque había cosas que yo quería recibir aquel año, me di cuenta de que Dios ya me había dado a mí, y a todos, el mejor regalo posible: Su hijo, Cristo Jesús. Jesús vino a enseñarnos que Dios es el Amor divino, y que Dios nos ayuda y bendice a todos. ¡Qué regalo más hermoso!
Respecto a los regalos que yo iba a dar, tenía guardado un poco de dinero que gané como niñera, que podía usar. No era mucho, pero quería darle un regalo a cada miembro de mi familia. Pero espera un momento. Tal vez, los regalos no tienen que costar dinero. Tal vez, los mejores regalos sean los regalos de amor, como son los regalos de Dios.
Empecé a pensar más en Cristo Jesús. Él nos enseñó a amar a los demás, incluso si ellos no son nuestros amigos o no nos quieren. Jesús nos mostró cómo amar, perdonar, ayudar y sanar a otros. ¡Qué regalo más hermoso!
También pensé en Mary Baker Eddy. Dios le mostró la verdad de que Él Mismo es Espíritu, y que el hombre es completamente espiritual. Y ella a su vez, compartió con nosotros esa verdad. Nos dio la Ciencia Cristiana. Y nos dio el regalo de conocer al Cristo, la verdad sanadora de Dios. Jesús expresaba al Cristo perfectamente, y por eso lo llamamos Cristo Jesús. Pero el Cristo es para toda la eternidad, para nosotros, también. ¡Un regalo precioso!
Me di cuenta de que yo ya había recibido el mejor regalo posible, y ahora podía demostrar mi gratitud a Dios, y mi amor a mi familia y amigos, con regalos de amor. Regalos como son ser amigable, bondadoso y generoso. También compartir con los demás y ayudar a otros. ¡No se necesita dinero para hacer eso!
Es el dar lo que realmente hace que la Navidad sea una época tan maravillosa del año. Así que vamos, anímate y haz que esta sea la mejor Navidad que has tenido. ¡Distribuye muchos regalos! Regalos de amor, regalos desde el fondo del corazón, regalos que te hagan feliz porque tú estás haciendo felices a otros. El amor de Dios es el mejor regalo de todos, y podemos compartirlo con los demás en Navidad y cada día del año. ¡Sé feliz regalando!
