Hace varios años, descubrí un bulto debajo del brazo. Esto instantáneamente trajo imágenes mentales de varias situaciones que me daban mucho miedo.
Me di cuenta de que necesitaba hacer algo más que simplemente tener algunos buenos pensamientos siempre que notaba esa condición cuando me duchaba. Empecé a dedicar un tiempo cada día para orar con más constancia para que se produjera la curación. Había tenido muchas curaciones mediante la oración y apoyándome en Dios.
A veces mi oración era una petición, pidiéndole a Dios que fortaleciera mi comprensión espiritual y me diera valor. En otras ocasiones, mi oración era un reconocimiento de que Dios es el único poder y presencia que existen, y de que mi identidad es íntegra, saludable y completa, porque soy la imagen y semejanza de Dios. De mi estudio de la Biblia y Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, había aprendido que esta semejanza tiene la sustancia del Espíritu divino, no de la materia.
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