Como muchos, he tratado de no sentirme consternada por el odio que recientemente hemos visto expresado, tal como ocurrió en Charlottesville, Virginia, Estados Unidos, y en Barcelona, España. Me he sentido impulsada a orar por la situación, afirmando a diario que Dios, el Amor divino, nos creó a todos espirituales y capaces de expresar mucho amor.
Ya hace décadas que la Biblia ha sido mi roca en tiempos buenos y malos, y he encontrado que la fortaleza que expresaba Cristo Jesús al enfrentar el odio, brinda mucha inspiración y trae curación.
Los Evangelios indican claramente que Jesús no era débil al enfrentar el mal. En más de una ocasión denunció la maldad en términos muy explícitos. Pero él también señalaba cómo tener una vida mejor y más pura; vida que realmente nos pertenece a todos, y en la cual todos somos los hijos e hijas del Amor divino, Dios.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!