En septiembre pasado, recibí noticias alarmantes en mi país. Estaba en mi trabajo en el medio del día, y de pronto comenzaron a llegar alertas de ataques terroristas a Mumbai, así como a ciudades y pueblos aledaños en la parte occidental de India.
Aparentemente, unos estudiantes informaron que habían visto “terroristas” vestidos con uniforme y armados, caminando por una parte aislada de nuestra ciudad. Las autoridades consideraron que la amenaza era creíble, y elevaron el nivel de seguridad.
Dadas las situaciones de terrorismo que hemos tenido en Mumbai, y la escalada de violencia en la frontera con Cachemira (apenas unos días antes había habido allí un ataque fatal en la base militar), había mucho temor.