Un día en la Escuela Dominical me empezó a doler mucho el estómago. Al principio solo tenía pensamientos malos sobre lo mucho que me dolía.
Pero después de unos minutos, me di cuenta de que estaba teniendo “pensamientos basura”, o sea, pensamientos que no eran verdaderos, así que los podía tirar. Todo pensamiento malo es un pensamiento basura, porque no viene de Dios. Dios es del todo bueno y solo me da pensamientos buenos, tales como que soy amada y que estoy segura.
Yo sabía que esos pensamientos basura nunca fueron realmente míos, así que para deshacerme de ellos los ataqué con buenos pensamientos como, por ejemplo, “Dios me ama” o “Dios me está cuidando”. Y no mucho después de eso, ya estaba bien.
¡Gracias, Dios, por mi curación!
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