La Biblia muestra cómo la fe trae curación. En Hebreos 11:3–11 se refiere específicamente a la fe de las personas cuyas experiencias se relatan en el Antiguo Testamento. Está la historia de los hermanos Caín y Abel, donde la fe de Abel le dio la inspiración de hacer un sacrificio “más excelente” a Dios que el de Caín.
Y Noé, obedeciendo las directivas de Dios, expresó fe cuando construyó su arca a pesar de la incredulidad que reinaba, lo cual finalmente salvó a su familia y mucho más.
Posteriormente, Abraham, aunque ignoraba a donde iba, se sintió inspirado por Dios a viajar a ese lugar, tuvo fe para seguir adelante y, finalmente, él y sus herederos Isaac y Jacob fueron guiados a “la tierra prometida”.
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