Un día, después de escuchar más noticias sobre desacuerdos y estancamiento en las negociaciones entre países y líderes, finalmente me pregunté: “¿Qué es lo que se necesita aquí? ¿Qué puedo hacer yo para ayudar a traer unidad y acuerdo a estas reuniones?”.
La respuesta llegó: “Lo que se necesita es una mediación espiritual justo donde parece haber confrontación”. Pero, ¿qué es la mediación espiritual? Sabía que no tenía que ver con creer en los espíritus, o cualquier otra cosa sobrenatural. En cambio, tenía todo que ver con el único Espíritu divino, Dios.
La Biblia dice: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2: 5). Luego descubrí esta declaración del libro de Mary Baker Eddy No y Sí: “Jesús echó fuera los males, mediando entre lo que es y lo que no es, hasta que se adquiriera una consciencia perfecta” (pág. 31).
Me vino la idea de que podía mantener en el pensamiento que la presencia espiritual mediadora del Cristo, el mensaje sanador de Dios de amor para todos, ya está allí, firmemente en su lugar, proporcionando ideas correctas en cualquier reunión o cumbre. No importa si hay dos personas o muchas negociando, nuestro trabajo con nuestras oraciones es asegurarnos de que reconocemos la realidad y la presencia del Cristo.
En la Biblia hay una historia de tres hombres hebreos que fueron puestos en un horno ardiente por negarse a adorar a un ídolo de oro. Pero el rey Nabucodonosor, el que los puso allí, observó: “¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego?... He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses” (Daniel 3:24, 25).
Aunque esto ocurrió antes del tiempo de Jesús, el Cristo salvador estuvo presente, como también lo está hoy. Aferrarse a esto puede requerir disciplina y fe, pero cuanto más abro mi pensamiento al Cristo, más encuentro que estoy mejorando en sentir y reconocer la presencia del Cristo de manera más constante. En todo caso está trayendo más paz a mi pensamiento. Y además sé que su alcance es ilimitado.
Jillie Webbe