“Para aquellos que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones”. Esta importante declaración de Mary Baker Eddy es la primera oración del Prefacio de su obra principal, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras (pág. vii). La definición en el diccionario de la palabra sostener incluye “fortalecer” y “respaldar”. Así que, cuando leo esta declaración, me gusta pensar en el apoyo infinito e ilimitado que tenemos de Dios, el “infinito Uno” (Ciencia y Salud, pág. 112). ¡Solo tenemos que apoyarnos en este respaldo para ver las bendiciones!
Tuve una curación importante cuando dejé de apoyarme en las sustancias materiales en busca de ayuda y me volví en oración al “infinito sostenedor”. Me crié en una amorosa familia de Científicos Cristianos y aprendí acerca de Dios y la oración en casa y en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Pero a medida que crecía, me sentía atraída a fumar cuando las situaciones se ponían difíciles. A lo largo de los años, fumaba en secreto, luego lo dejaba por un tiempo y después volvía a empezar.
Cada vez que caía nuevamente en el hábito, me sentía desdichada. Pedía tratamiento en la Ciencia Cristiana a un practicista de esta Ciencia, encontraba alivio y dejaba de hacerlo por algunos años; pero cuando las dificultades volvían a acumularse, retomaba el hábito de fumar. Esta adicción se prolongó durante más de treinta años.
No me malinterpretes; cuando pasaban cosas difíciles a lo largo de los años, siempre trataba de abordar la situación por medio de la oración primero, pero en retrospectiva, me doy cuenta de que probablemente le preguntaba a Dios por qué me estaba pasando algo en lugar de aferrarme a la verdad. No oraba desde la base del todo poder y bondad de Dios. De alguna manera, todavía pensaba que la dificultad era más grande que Dios.
Finalmente, llegué a un punto en el que estaba tan harta del recurrente hábito que sabía que tenía que esmerarme y vencer este problema para siempre. Necesitaba orar para comprender mejor que fumar era una muleta física que no me sostenía y nunca podría hacerlo; solo desviaba mi atención y no me permitía apoyarme en el único poder que puede liberarnos de la materialidad. Cuando nos apoyamos humildemente en Dios, el Amor divino, en ningún momento estamos solos. En ningún momento este Amor infinito y sostenedor nos abandona.
Con las pacientes oraciones de una querida amiga y practicista, así como también mi propia oración alerta y vigilante, pude dejar esta costumbre de apoyarme en el hábito de fumar cuando surgían problemas. Cuando tuve la humildad de negarme a ser guiada por mi propia voluntad y confiar en “el infinito sostenedor” al reconocer el control de Dios en cada situación, se produjo la curación. Las situaciones discordantes comenzaron a tener menos impacto —menos poder— en mi pensamiento.
Mi travesía para aprender que el único apoyo y consuelo real vienen de Dios no fue fácil. ¡Fue solo por medio de la persistencia y la oración que logré mi libertad! La gran bendición que esto me trajo no fue simplemente dejar de fumar de forma permanente, sino también darme cuenta de que puedo confiar en Dios para que me ayude a lidiar con cualquier situación discordante, ya sea vinculada a la salud, las relaciones, las finanzas, la vivienda, el trabajo o cualquier otro aspecto de la vida. Dios nos sostiene en todos los sentidos.
¿Qué tan difícil es apoyarse? ¿Qué sentimos cuando nos apoyamos? Digamos que estás apoyado contra una pared. Primero sientes el respaldo, luego el alivio. El respaldo alivia la sensación de cansancio. Cuando nos apoyamos y confiamos en la ley espiritual de Dios, no podemos evitar sentirnos respaldados y aliviados, puesto que Dios es Amor.
Podemos reclamar nuestro derecho a las bendiciones del “infinito sostenedor” aquí mismo, ahora mismo, sin importar cómo se vean las circunstancias. De esta manera afirmamos el poder de Dios en nuestra vida y podemos evitar sucumbir a la imagen material turbulenta que nos impone su supuesta realidad. Hay algo mucho más grande que controla nuestro universo: “el infinito sostenedor”. ¡Qué maravilloso es que este respaldo nunca puede ser removido!
Lynn Mahoney
Stockport, Greater Manchester, Inglaterra