Estaba en el dentista para un chequeo. No todas mis visitas han sido sin problemas. He tenido varias caries y empastes antes, pero esta vez me sentía preparado. Había usado el hilo dental y cepillado los dientes dos veces al día desde mi última visita.
Sin embargo, después de que la dentista me examinara, me dijo que tenía una caries que debía ser tratada. Estaba atónito y desanimado. Pensaba que lo había hecho todo bien.
Cuando la dentista fue a hablar con mi mamá, tuve unos instantes para recapacitar. En ese momento me di cuenta de que, aunque todo lo que había hecho para proteger mis dientes era con buena intención, había una cosa que no estaba haciendo: no había pensado espiritualmente. Quizás eso suene un poco extraño, pero he tenido muchas otras curaciones al orar y obtener una visión más espiritual de mí mismo o de una situación. Pero hasta ahora, nunca se me había ocurrido emplear este mismo enfoque para mis dientes.
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