Si bien un vasto número de personas encuentra consuelo y curación en el significado espiritual de la Biblia, muchas de sus páginas están llenas de violencia. Para interpretar las Escrituras de una forma auténtica —y encontrar inspiración aun en aquellos pasajes que describen violencia y muerte— necesitamos enfrentar y lidiar con ese registro agresivo verdadera y abiertamente, y con profunda oración.
Si lo hacemos, comenzamos a trazar la historia de la comprensión paulatina de un pueblo acerca de Dios. La mayoría de los hechos de paz y violencia en las Escrituras tienen mucho que ver con las creencias de la gente acerca de Dios. Algunos pasajes bíblicos ilustran la creencia de que Él es colérico y aterrador, que aprueba e incluso manda que se cometan actos de violencia, incluido el genocidio total. Otros pasajes revelan individuos que descubrieron la verdad espiritual eterna: que Dios es misericordioso y amable, y solo conoce la paz.
Varios escritores del Antiguo Testamento describen la creencia en la retribución divina; la creencia de que Dios castiga el mal (incluso a la gente que lo expresa), pero recompensa la bondad. Sin embargo, la Ciencia Cristiana explica que Dios jamás envía el mal. Dios, nuestro Padre-Madre infinitamente bueno, es “muy limpio de ojos para ver el mal, ni puede ver el agravio” (Habacuc 1:13). Él es justo y misericordioso, y nunca podría ni querría dañar a Sus hijos.
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