Si bien un vasto número de personas encuentra consuelo y curación en el significado espiritual de la Biblia, muchas de sus páginas están llenas de violencia. Para interpretar las Escrituras de una forma auténtica —y encontrar inspiración aun en aquellos pasajes que describen violencia y muerte— necesitamos enfrentar y lidiar con ese registro agresivo verdadera y abiertamente, y con profunda oración.
Si lo hacemos, comenzamos a trazar la historia de la comprensión paulatina de un pueblo acerca de Dios. La mayoría de los hechos de paz y violencia en las Escrituras tienen mucho que ver con las creencias de la gente acerca de Dios. Algunos pasajes bíblicos ilustran la creencia de que Él es colérico y aterrador, que aprueba e incluso manda que se cometan actos de violencia, incluido el genocidio total. Otros pasajes revelan individuos que descubrieron la verdad espiritual eterna: que Dios es misericordioso y amable, y solo conoce la paz.
Varios escritores del Antiguo Testamento describen la creencia en la retribución divina; la creencia de que Dios castiga el mal (incluso a la gente que lo expresa), pero recompensa la bondad. Sin embargo, la Ciencia Cristiana explica que Dios jamás envía el mal. Dios, nuestro Padre-Madre infinitamente bueno, es “muy limpio de ojos para ver el mal, ni puede ver el agravio” (Habacuc 1:13). Él es justo y misericordioso, y nunca podría ni querría dañar a Sus hijos.
La verdad es que somos los hijos espirituales de Dios mismo, la hermosa expresión de Su ser. Como la imagen y semejanza del Amor divino, nuestro Dios omnipresente y omnipotente solo nos da amor y la capacidad de expresar amor. Y cuando este Amor divino ilumina y gobierna la consciencia humana, el mal se destruye a sí mismo, así como la oscuridad desaparece ante la presencia de la luz.
Mary Baker Eddy expresa esta profunda comprensión espiritual en su inspirada interpretación de la Biblia, incluso de sus historias de violencia. Ella escribe: “Las manifestaciones del mal, que falsifican la justicia divina, son llamadas en las Escrituras ‘la ira de Jehová’. En realidad, muestran la destrucción de sí mismo del error o la materia y señalan lo opuesto de la materia: la fuerza y permanencia del Espíritu. La Ciencia Cristiana saca a luz la Verdad y su supremacía, la armonía universal, la totalidad de Dios, el bien, y la nada del mal” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 293).
Guiados por esta comprensión, recorreremos un camino de crecimiento espiritual similar al de aquellas personas en la Biblia que llegaron a aceptar que el único Dios Verdadero es el Amor puro.
El mensaje espiritual de la Biblia revela que la naturaleza del mal y la violencia es la nada.
Debido a esta comprensión de que Dios es el único Amor, nunca el mal, es que estoy tan agradecido por el sentido inspirado de la Biblia que revela la Ciencia Cristiana. La Sra. Eddy explica: “Los escritores inspirados interpretan la Palabra espiritualmente, mientras que el historiador común la interpreta literalmente” (Ciencia y Salud, pág. 537). Esto me ha llevado a buscar y percibir el mensaje espiritual detrás de esas historias y pasajes de las Escrituras que pueden parecer tan desconcertantes, incluso los relatos más violentos. Al mirar más allá de un análisis histórico, encontramos que el mensaje espiritual de la Biblia revela que la naturaleza del mal y la violencia es la nada, que surge del polvo y regresa al polvo. Si algo no proviene realmente de Dios, la verdadera fuente de todo lo que realmente existe, entonces ese “algo” en realidad debe ser absolutamente nada.
Sin embargo, cuando el mal se manifiesta con una violencia extrema —ya sea en las historias de la Biblia o, trágicamente, en nuestro mundo de hoy— no es suficiente asegurar simplemente que el mal es nada, aun como enseña la Ciencia Cristiana. Debemos realmente comprender la irrealidad del mal y su impotencia contra la totalidad y omnipotencia de Dios. El mal es meramente el opuesto aparente de la bondad y totalidad de Dios, no es una expresión de Su venganza, puesto que ¿cómo podría el Amor divino ser vengativo?
Por más terrible que pueda parecer el mal, es el sueño de la existencia apartada de Dios, como material en lugar de espiritual; y disminuye a medida que percibimos que no tiene verdad o fundamento divino que lo sostenga. A medida que la supremacía del Espíritu sea comprendida y demostrada en las vidas individuales, la creencia en el mal disminuirá cada vez más hasta que sea destruida; mientras que las personas son reformadas y salvadas.
De hecho, este es uno de los mensajes dominantes de toda la Biblia. Es un mensaje que Cristo Jesús demostró en su ministerio sanador. Por medio de su notable obra sanadora, él probó la realidad y supremacía de Dios, el bien, y la nada del mal. Él enseñó que nosotros también podemos probar esto, en la medida en que crezca nuestra comprensión espiritual de la realidad de la omnipotencia infinita de Dios y en que nuestra verdadera naturaleza exprese Su armonía, autoridad y misericordia.
Esta creciente comprensión, junto con el deseo de conocer mejor a Dios como Amor, abre la puerta a la curación en nuestra experiencia y para los demás. En un ejemplo modesto de mi propia vida, he visto una desagradable condición de la piel desaparecer de un día para otro cuando abandoné la creencia de que Dios me estaba castigando por las decisiones equivocadas que había tomado. Acepté, en cambio, que Dios siempre me había amado mucho y me estaba mostrando cómo avanzar y vivir de acuerdo con mi verdadera bondad como hijo de Dios. La condición de la piel jamás volvió a manifestarse; sanó permanentemente.
Por lo tanto, es totalmente natural que nosotros atesoremos el mensaje bíblico acerca del amor, la bondad y el poder sanador de Dios, como enseñó y demostró Cristo Jesús. Asimismo, es normal sentirse incómodo, hasta indignado, al leer las páginas más violentas de la Biblia. Pero en lugar de rechazar esas páginas, podemos reconocer que representan una comprensión limitada de Dios. La Biblia, en realidad, muestra cómo el pensamiento humano fue eliminando esos conceptos errados por medio de la iluminación espiritual. Ciencia y Salud explica: “Las concepciones del pensamiento mortal, que yerra, tienen que dar lugar al ideal de todo lo que es perfecto y eterno. A través de muchas generaciones las creencias humanas irán alcanzando concepciones más divinas, y el modelo perfecto e inmortal de la creación de Dios finalmente será visto como la única concepción verdadera del ser” (pág. 260).
Esta historia del “pensamiento mortal, que yerra” que da “lugar al ideal de todo lo que es perfecto y eterno”, manifestándose a lo largo de muchas generaciones, es la verdadera historia de la Biblia. Los conceptos errados primitivos acerca de Dios como un guerrero violento fueron cuestionados incluso por algunos de los primeros profetas. Y frente a algunos de los pasajes bíblicos que pueden parecer especialmente violentos para nuestra sensibilidad moderna, quizás estemos ignorando el progreso espiritual que en realidad se estaba produciendo en aquella época. Por ejemplo, la introducción de “ojo por ojo” como una ley a obedecer tuvo un efecto fermentador, porque requería que el castigo estuviera de acuerdo con el delito. Antes de que se estableciera esta ley, los castigos eran, con frecuencia, extremos, vengativos e injustos; posiblemente mucho más brutales incluso que el delito mismo. La ley del “ojo por ojo” introdujo el concepto del castigo proporcional, y de esa forma contribuyó a disminuir la violencia en la sociedad.
Con el tiempo, Cristo Jesús elevó esto a un nivel totalmente nuevo, de modo que la justicia humana pudiera basarse en la ley divina y en el poder reformador del Amor divino. Jesús enseñó: “Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra” (Mateo 5:38, 39). Esto sugiere que la respuesta verdaderamente justa al delito es ayudar y apoyar la curación y la reforma del llamado delincuente; contribuir al bienestar y desarrollo espiritual y personal del individuo amándolo espiritualmente, como Dios ama.
En este sentido, vemos reflejada en la Biblia la historia de la marcha gradual y progresiva de la humanidad hacia la paz al obtener una comprensión más elevada de la divinidad; una historia que ha seguido progresando, independientemente de lo modesta y en ocasiones inconsistente que ha sido a lo largo de los siglos. De hecho, aunque parezca lo contrario, hay menos violencia en el mundo de hoy que nunca antes en la historia de la humanidad. Dicho progreso es inevitable, el resultado tangible de comprender la naturaleza de Dios como el Amor ilimitado y omnisciente, y nuestra identidad real como Su reflejo espiritual y armonioso. Es cierto, estas verdades aún no son universalmente comprendidas; distan mucho de serlo. Pero aun en medio de la terrible violencia que hay en nuestro mundo, podemos ver vislumbres del poder benigno de Dios resplandeciendo a través de la oscuridad y guiando hacia la luz.
La Ciencia Cristiana muestra cómo podemos enfrentar la violencia, incluso la violencia justificada por alguna religión, con la más elevada comprensión espiritual de Dios como Amor y de cada uno de nosotros como Su semejanza. Este hecho de nuestra identidad espiritual que refleja el amoroso abrazo de Dios que nos incluye a todos (porque todos somos el hijo amado de Dios), finalmente probará ser la verdad hermosa y fundamental de nuestra existencia. Y esta comprensión espiritual más elevada nos capacitará —como lo hace aun en este mismo momento— para usar la Biblia como una guía para disminuir la violencia en nuestras vidas y en el mundo, siguiendo de esa manera el ejemplo de Jesús. Esta pacificación estará y está basada en la ley del Amor universal de Dios que lo incluye todo, que exige y promete el establecimiento entre la humanidad del reino de la paz perpetuo y poderoso de Dios.