Cuando nuestra hija mayor tenía dieciséis años, un fin de semana nuestra familia realizó un viaje de esquí a las montañas locales. Ninguno de nosotros había esquiado antes. Nuestros cuatro hijos tomaron algunas clases de esquí y, aunque se caían con frecuencia, seguían ansiosos por volver a subir la pendiente para intentarlo de nuevo. Mi esposo y yo nos quedamos abajo observando los esfuerzos de los muchachos por dominar la pendiente.
En el camino de regreso a casa después de un fin de semana lleno de diversión, escuché algunos susurros en el asiento trasero de la camioneta. Nuestra hija mayor comenzó a llorar y dijo que tenía un dolor intenso en la parte baja de la espalda y no podía encontrar una forma cómoda de sentarse.
Como era nuestra costumbre, inmediatamente cada miembro de la familia comenzó a orar. Recordé esta declaración de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: “Una idea espiritual no tiene un solo elemento de error, y esta verdad elimina debidamente todo lo que es nocivo” (pág. 463).
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