Tenía dieciocho años, y asistía a la Primera Iglesia de Cristo, Científico, São Paulo, desde los catorce. Pero realmente no estaba poniendo en práctica en mi vida diaria lo que estaba aprendiendo, solo me gustaba leer la Biblia, y también Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, además de otros escritos de Mary Baker Eddy.
Hace un tiempo comencé a tener tos y me costaba respirar. Tenía dolores en el pecho y no podía dormir. Después de pasar varios días en casa sin sentirme bien, mi madre me acompañó a un hospital, donde ingresé con una presunta neumonía y tuberculosis. Me pusieron aislado en una habitación dentro de la unidad de pulmón y corazón del hospital.
Fui sometido a un procedimiento quirúrgico para drenar mis pulmones. Después de varios días me llevaron para tomarme una ecografía, y me dijeron que tenía líquido en el corazón y que sería necesaria una cirugía cardíaca.
De regreso a mi habitación del hospital, recordé lo que había aprendido en la Ciencia Cristiana: que soy la imagen de Dios, por lo tanto, perfecto y espiritual, sin enfermedades, y sin una predisposición a tener enfermedades. Y recordé que el amor de Dios está en todas partes y que no tenía que temer a nada.
Recordé el libro Ciencia y Salud y lo útil que era. Había ido al hospital sin pensarlo mucho, pero me di cuenta de que necesitaba confiar en Dios y que este problema físico desaparecería porque la enfermedad y el mal no son reales y poderosos. Dios, el bien, es el único poder. También recordé que podría haber contactado a un practicista de la Ciencia Cristiana, ya que esta es una opción cuando nos encontramos enfrentando un problema.
En el hospital había un enfermero que tenía un ejemplar de Ciencia y Salud, y me lo dio para que lo leyera, recordándome que estaba hecho a imagen de Dios. Fue ese mismo día que tuve el examen del corazón. Al día siguiente planeaban hacerme el procedimiento quirúrgico.
Pues bien, pasé todo el día leyendo Ciencia y Salud en mi sala de aislamiento, y seguí leyendo hasta el amanecer. Me quedé dormido leyendo y desperté al día siguiente sintiéndome extremadamente bien. Los enfermeros me trajeron el desayuno y luego fui a ver la televisión en una sala próxima a mi cuarto. Más cerca del mediodía me hicieron otro examen, pero este mostró que el líquido en el corazón ya no estaba y la anormalidad en los pulmones iba desapareciendo. Los médicos rehicieron la prueba en diferentes equipos y obtuvieron el mismo resultado.
Así que volví a mi habitación y, como el hospital es católico, una monja vino a verme y me dijo que había ocurrido un milagro, ¡porque se suponía que no debía estar bien! Mi madre es miembro de una iglesia evangélica, y aunque no ha reconocido que la Ciencia Cristiana me sanó, ella dice que Dios me curó.
Han pasado más de veinte años desde aquella ocasión. Soy miembro de La Iglesia Madre, y compartí este testimonio de curación en la iglesia aquí, en São Paulo, para testificar con mis propias palabras acerca del amor de Dios y que estamos hechos a Su imagen y semejanza. Quiero agradecer a Dios y a Mary Baker Eddy por darnos el maravilloso regalo que es Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras.
Luis Ferreira Farias
São Paulo, Brasil
