Hace algunos años comencé a experimentar muchos problemas para hablar y caminar con normalidad, y tenía otros síntomas dolorosos. Temía que estos problemas pudieran estar relacionados con la polio que tuve cuando era niña, puesto que los médicos me habían advertido sobre posibles efectos secundarios más adelante en la vida.
Llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana para sanar a través de la oración, y hablamos de la verdad de que el hombre es creado por Dios y expresa Sus cualidades: pureza, perfección y plenitud. Razonamos que la enfermedad en realidad nunca fue parte de mí, ni ahora ni en el pasado, porque el hecho espiritual es que la ley de armonía de Dios siempre gobierna al hombre, que es espiritual, hecho a imagen y semejanza de Dios. La falta de libertad que parecía experimentar era irreal, una falsa sugestión de que Dios no era el único creador y el gobernador supremo de Su creación.
La practicista compartió conmigo pasajes de la Biblia y los escritos de Mary Baker Eddy, que me brindaron consuelo y apoyaron mi confianza en Dios. A través de sus oraciones y mi propio estudio de la Ciencia Cristiana, aprendí a apartar la mirada de los síntomas y a mantener mi atención en la verdad de la naturaleza perfecta del hombre como el reflejo perfecto de Dios. Apoyándome en estos hechos espirituales, pude dejar de lado el temor.
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