Hay muchas formas de expresar el amor de un padre. Ciertamente he conocido a hombres y mujeres que nunca han criado niños, sin embargo, no dudan en manifestar considerable amor a los pequeños.
En otras palabras, el amor desinteresado no es exclusivo de personas de determinado género o de aquellas que tienen hijos. Este consiste en expresar cualidades espirituales tales como paciencia y alegría al cuidar de los que nos rodean. Y puesto que Dios, quien es el Amor mismo, nos creó, todos tenemos la capacidad de expresar y sentir el amor de Dios, dondequiera que nos encontremos.
Mary Baker Eddy, una estudiante sincera de la Biblia quien descubrió la Ciencia Cristiana en el siglo XIX, percibió la naturaleza de Dios como Padre tanto como Madre, nuestro Progenitor espiritual. Si pensamos que nuestro Padre-Madre Dios responde a nuestras necesidades, en lugar de sentir que dependemos de otras personas, llegamos a comprender que no se nos puede negar el amor de Dios. El Amor divino es universal, inclusivo y omnipresente; es la fuente de todo el amor que existe: el amor del Padre que provee y defiende, el amor de la Madre que nutre y conforta. ¡Jamás estamos separados de este amor! Aunque es posible que no siempre se exprese en la persona o el lugar que esperamos, nada puede impedir que el amor de Dios nos encuentre cuando es necesario.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!