El año pasado, nuestro hijo se graduó de la universidad el fin de semana que también incluía el Día de la Madre en mi país. Yo no podía imaginar una mejor forma de celebrar el día.
Al pensar en la gran alegría de ser madre, he recordado los modelos que me han inspirado en mi travesía como progenitora. Naturalmente recordé a mi propia madre, así como a hombres y mujeres que han sido ejemplos brillantes de paternidad para mí y mis hijos. También hay ciertas cualidades que asocio de inmediato con la maternidad, entre ellas, el amor incondicional, la crianza, el saber escuchar, la alegría, la espontaneidad, la paciencia, el afecto tierno, el cuidado desinteresado y el saber incluir a todos.
Siempre me ha encantado la Biblia, y cuando pienso en cualidades como son el amor y la compasión, la persona que me viene de inmediato al pensamiento es Cristo Jesús. Si bien él no fue padre, manifestaba cualidades de padre —y con mucha frecuencia de madre— a quienes enseñaba y sanaba. Por ejemplo, alimentó a un grupo de miles de personas que lo habían estado escuchando durante tres días, y explicó que no quería que se fueran hambrientos y se “desmayen en el camino” (véase Mateo 15:32-38). Y la Biblia a menudo resalta la compasión que él sentía por los demás y se sentía impulsado a sanarlos y enseñarles, mostrando que Su Padre, Dios, es el Progenitor espiritual que cuida de todos nosotros. Jesús hacía la voluntad de Dios al escuchar y seguir Su dirección.
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