Hace un tiempo regresé de un viaje al mar Báltico en el cual visité nueve países. Fue bastante demandante, ya que nos levantábamos muy temprano todos los días y salíamos de excursión, así que no tenía mucho tiempo para leer o estudiar la Lección Bíblica semanal que se encuentra en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana.
Al día siguiente de regresar a casa, comencé a sentirme enferma con síntomas de gripe, y tosía continuamente. Cuando empecé a orar, me di cuenta de que me estaba culpando a mí misma por haber perdido mi “elevación espiritual” durante el viaje de once días, al descuidar mi tiempo acostumbrado para orar y estudiar todos los días.
Sin embargo, también me di cuenta de que, si quería sanar, no podía continuar condenándome a mí misma. Como explica la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy: “Un estado mental de condenación propia y culpa o una confianza vacilante y dubitativa en la Verdad son condiciones inadecuadas para sanar a los enfermos” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 455).
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