Cada momento de cada día cada uno de nosotros tiene muchísimos pensamientos. Pensamientos lindos que nos hacen sentir felices y amados. Y a veces pensamientos que no son tan lindos.
¿Cómo puedes saber cuáles pensamientos son los pensamientos de Dios?
En la Biblia, Dios dice: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros,… pensamientos de paz, y no de mal” (Jeremías 29:11).
Estos buenos pensamientos que provienen de Dios jamás terminarán. Están en todas partes, y son poderosos, porque los pensamientos de Dios son reales. Hacen que nos sintamos amados y a salvo. Nos mantienen amables y saludables.
Los pensamientos que nos hacen sentir mal no son los pensamientos de Dios, y no son nuestros amigos. Si los pensamientos no provienen del Amor, Dios, no son amables ni buenos, y no tenemos que escucharlos.
Tú sabes que los pensamientos provienen de Dios, el Amor, cuando parecen ser
- curiosos, como un zorrito
- callados, como alguien que escucha atentamente
- generosos, como el deseo de compartir algo con los demás
- seguros, como una promesa cumplida
- hermosos, como un reflejo en un estanque
- cómodos, como una manta calentita
- felices, como un día junto al mar
- imponentes, como las grandes montañas
- veloces, como un pájaro cuando se remonta hacia lo alto
- graciosos, como una mariposa posada sobre una rana
- armoniosos, como cuando la gente canta
- sanadores, como un corazón que dice “¡Sí!”
Puedes prestar atención a los pensamientos de Dios y ¡sentir Su amor cada día!
