En esta época en que tantos países del mundo enfrentan caos migratorio, muchos con razón preguntan: “¿Qué podemos hacer para que las cosas mejoren?”. Esta idea me vino al pensamiento recientemente mientras reflexionaba acerca de los preocupantes problemas que existen en la frontera sur de los Estados Unidos, y que han recibido tanta publicidad. Tiene que haber una solución, alguna forma de progresar, cierto alivio a los desafíos que enfrentan tanto los inmigrantes como los ciudadanos de los países a donde se quieren trasladar.
A veces esos problemas pueden parecer tan complejos, que no sabemos cómo o por dónde empezar. Sin embargo, he encontrado que la Biblia y el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, son un lugar eficaz donde comenzar. Los mismos pueden servir como guías espirituales prácticas cuando se enfrentan desafíos.
La Biblia nos asegura: “La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos” (Santiago 5:16, NTV). Yo ciertamente quiero que mis oraciones sean poderosas y eficaces, y no un esfuerzo insustancial e ilusorio, y este versículo de la Biblia indica la condición que se requiere para que esto ocurra: Tengo que comenzar por mí mismo y vivir tan correctamente como pueda. De manera que, comienzo mi oración asegurándome de no sentir ira, impaciencia, resentimiento, animosidad, temor ni ninguna otra cualidad que no emane de Dios. En la medida en que hagamos esto, nuestras oraciones reflejarán el poder y la eficacia de Dios que hacen que traigan bendiciones tangibles. Y esto nos afianza en nuestro deseo de ayudar a sanar asuntos más importantes, tal como la inmigración, con la confianza de que nuestras oraciones revelarán pasos de progreso que serán buenos para todos.
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