Querido Lector:
La verdad es que no sé exactamente qué buscas al leer esta revista. Sin embargo, sí sé lo que espero que encuentres: ideas inspiradoras que te guíen a las respuestas que has estado buscando, y a la firme convicción del poder sanador de Dios.
Pienso en Simón, que era pescador, y en dos de sus compañeros, Santiago y Juan. Ellos se sentían desalentados porque habían pescado toda la noche y no habían sacado nada, y ahora estaban en la playa limpiando sus redes. Cuando Cristo Jesús los vio, le pidió a Simón que lo alejara un poco de la costa en su barca para que pudiera predicar desde allí a la multitud ansiosa de sanar. Después de predicar, le dijo a Simón: “Sal a la parte más profunda y echad vuestras redes para pescar”. Así lo hizo, y capturaron tantos peces que tuvo que llamar a Santiago y a Juan para que trajeran su barca y los ayudaran a recogerlos (véase Lucas 5:1–11, LBLA).
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