Constance reconoció mediante la oración quién y qué es como semejanza de Dios, que somos todos amados, valorados y necesarios. Como resultado, ella fue sanada de una depresión crónica.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!