Una amiga me dijo en una ocasión que todos los inviernos saca un gran rompecabezas favorito que cuando lo termina cubre gran parte de la mesa del comedor. “¿No te aburres de hacer el mismo rompecabezas una y otra vez?”, le pregunté. Su respuesta ha significado mucho para mí.
“No”, dijo. “Cada vez que rehago el rompecabezas, veo nuevas formas de colocar las piezas para completarlo. Cada experiencia es nueva y fresca, y cada año veo el resultado final más rápido que antes”.
Su enfoque para hacer su rompecabezas se asemeja a mi experiencia de encontrarme con los mismos temas de las Lecciones Bíblicas que se publican en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana dos veces al año. Uno podría preguntarse: ¿Cómo continúan bendiciendo y elevando las lecciones bíblicas sobre los mismos 26 temas que se repiten dos veces al año, todos los años? ¿No se vuelven anticuados y aburridos? ¡Definitivamente no! Cada lección es nueva y única. Las nuevas selecciones y perspectivas brindan nuevas ideas cada vez que vuelve un tema. Una frase que puede haberse pasado por alto muchas veces de pronto se ve con otros ojos. Las ideas sanadoras se entrelazan e inspiran nuevos puntos de vista acerca del amor y la guía de Dios. A medida que crecemos en nuestra comprensión y práctica de la Ciencia Cristiana, la profundidad y amplitud de lo que estamos estudiando se expande continuamente en nuestro pensamiento.
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