Mi esposa comenzó a sufrir de úlceras en 2017. Muchas veces, especialmente durante la noche, tuve que llevarla de prisa al hospital por el dolor. Esto se repetía aproximadamente cada mes y medio, y provocó muchas preguntas en mi mente sobre cómo encontrar curación. Como Científico Cristiano, sabía que Dios tenía una respuesta perfecta basada en la comprensión espiritual de que la vida es realmente la Vida divina o Dios.
Así que meditaba profundamente sobre este versículo de las Escrituras: “Porque yo soy el Señor tu Dios, que sostiene tu diestra, que te dice: ‘No temas, yo te ayudaré’” (Isaías 41:13, LBLA).
Fue una época de escuchar a Dios y permanecer firme en Su dirección. Cuando la situación se agravó, los médicos examinaron a mi esposa y nos dieron informes aterradores. Dijeron que necesitaba cirugía. Cuando escuché esto, le pedí al médico más tiempo, a lo que mi esposa consintió. Quería tener tiempo para orar, para someter todo a Dios, sabiendo de corazón que mi esposa ocupa un lugar importante en Su creación espiritual y es inseparable del Amor divino, Dios. Sabía que lo que Él creó es bueno y que cada uno de nosotros, al reflejar Su imagen, nunca ha sido privado ni por un solo minuto de bondad, salud, paz y alegría. Ese tiempo me permitió concentrarme en confiar en que la mano de Dios sostenía fuertemente a mi esposa. Escuché con más atención solo la voz de Dios y renové mi comprensión espiritual de la existencia divina. Esto me hizo confiar en la curación divina. En un par de horas, el temor se disolvió y mi esposa se sintió aliviada. No tuvo más dolor.
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