Estaba disfrutando de la compañía de una mujer sentada a mi lado durante un vuelo largo. Ella iba a visitar a su madre y sus hermanas en Alemania, donde se había criado.
No obstante, me dijo que probablemente esta sería la última vez que las vería. Le habían diagnosticado una enfermedad rara para la cual no había ninguna curación médica conocida. Agregó que sentía que esta debía ser la voluntad de Dios para ella.
Después de haber estudiado la Ciencia Cristiana, y tenido muchas curaciones mediante la oración a lo largo de mi vida, me sorprendió escucharla decir que sentía que su enfermedad debía ser la voluntad de Dios. Esto era tan impropio del Dios que yo había conocido y amado.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!