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Original Web

Cuando sucede lo inesperado

Del número de agosto de 2021 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 29 de abril de 2021 como original para la Web.


Era marzo, cuando es el final del verano en Sudáfrica, y nos sentamos en nuestro porche para escuchar las sombrías palabras de nuestro presidente: Las escuelas están cerradas; los teatros están cerrados; no se permiten reuniones públicas; las fronteras están cerradas; todos los viajes y el turismo han de interrumpirse de inmediato. 

Mientras mis dos hijos “preadolescentes” corrían y saltaban de alegría porque no habría escuela en el futuro cercano, me quedé mirando a lo lejos, sin saber qué haríamos. ¿Cómo pagaríamos nuestras cuentas? ¿Cómo pondríamos comida en la mesa? ¿Cómo viviríamos? Sabía por experiencia que podía confiar en Dios, nuestro amoroso Padre-Madre, para satisfacer todas nuestras necesidades; sin embargo, el miedo parecía abrumador.

Tanto mi teléfono como el de mi esposo habían estado sonando todo el día notificando cancelaciones. Somos actores independientes y también tenemos pequeñas empresas en hostelería, servicio de comidas y teatro educativo. En este inesperado giro de los acontecimientos, todas nuestras fuentes de ingresos habían desaparecido durante por lo menos los siguientes tres meses. Así que allí estábamos sentados, mirando el oscuro cielo de verano y preguntándonos cómo superaríamos todo esto. No teníamos ahorros a los que recurrir y las facturas no desaparecerían de repente.

En otros tiempos de desafío financiero, había orado con la declaración del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana” (pág. 494). Sin embargo, a veces leía esto pensando que su promesa venía con una salvedad: a fin de que Dios, el Amor divino, respondiera a mis necesidades, ¡tenía que orar mucho! 

Esto se basaba en la creencia de que necesitaba ganarme el amor y la provisión de Dios; que si lograba, de alguna manera, combinar correctamente las palabras en mis oraciones, entonces el Amor divino respondería a la necesidad. Parecía como si dependiera de la suerte, y como si estuviéramos separados de Dios, lo cual yo sabía que no era cierto. 

Esta vez, mientras me sentaba a reflexionar sobre esta declaración de Ciencia y Salud, razoné que la palabra siempre incluía el concepto de “ya”. “Siempre” está más allá de las limitaciones del tiempo e incluye todo. Esto fue un verdadero punto de inflexión para mis oraciones. Empecé a considerar lo que Dios ya había hecho. Ciencia y Salud afirma: “La Ciencia revela la posibilidad de lograr todo lo bueno, y pone a los mortales a trabajar para descubrir lo que Dios ya ha hecho; …” (pág. 260). Esto anuló la creencia en el azar o en el bien basado en el mérito. El bien es una consecuencia de la gracia de Dios, y es nuestra herencia como Sus hijos, así que es completamente perfecto y ya está hecho. Me di cuenta de que no había nada que conseguir, sino todo para descubrir y dar.

Durante seis meses antes de esto, había estado investigando y escribiendo una nueva obra. Había sido aceptada para que se representara en el festival de arte más antiguo y respetado del país, pero el noventa por ciento de los costos de producción dependería de nosotros. Me preguntaba qué podía descubrir acerca de cómo respondería el Amor divino a la necesidad en esta situación. Sabía que la inspiración para escribir la obra había venido de Dios, por lo tanto, Él proporcionaría todo lo necesario para hacer realidad esa inspiración. 

Entonces, volví a pensar en esa pequeña palabra ya. Dios ya nos había dado a mi familia y a mí todo lo que necesitábamos. Aunque el temor a la escasez y la limitación gritaba exactamente lo contrario, sabía que eran creencias erróneas, ilusiones similares a la forma en que el sol parece ponerse en el mar. La bondad de Dios es abundante y jamás está ausente, y tenía la certeza de que este hecho era una roca en la que podía afirmarme. Mi temor desapareció, y pude recibir cada día con alegría y esperanza en lugar de impotencia y desesperación.

Continué orando diariamente con estas ideas sobre la provisión, y nuestra provisión permaneció constante.

En una semana, una respuesta a nuestras dificultades financieras se presentó en la forma de una oportunidad que jamás podríamos haber soñado. Nuestro inquilino permanente tenía un negocio en productos de saneamiento, y vendía uno de los mejores productos del mercado, el que había pasado por rigurosos procedimientos de prueba y licencias algunos años antes. Sin embargo, al sentirse incapaz de hacer el trabajo él mismo, se ofreció a dejar que mi marido usara este producto para ayudar a las personas con la desinfección de sus hogares y negocios. Puesto que todo ya estaba preparado y esto se consideraba un servicio esencial, podía comenzar de inmediato. Nuestro inquilino entrenó a mi esposo en pocos días, y pudo trabajar durante todo el confinamiento. Ha bendecido a muchas personas con este servicio manteniendo el costo bajo. Y muchos de sus clientes han estado agradecidos de tener a alguien con quien hablar durante este período de aislamiento. Este trabajo no sólo respondió a nuestras necesidades, sino también a las de nuestro inquilino y los clientes de mi marido. 

Continué orando diariamente con estas ideas sobre la provisión. Sabía que eran verdaderas para mí y para los demás, y nuestra provisión permaneció constante. Esto a menudo provenía de fuentes inesperadas, pero siempre de manera oportuna, como cuando recibí más pruebas del cuidado amoroso de Dios después de unas cinco semanas de confinamiento. 

Recibí un mensaje del Festival Nacional de las Artes informándome que proporcionarían todos los fondos necesarios para la producción y filmación de la obra que había escrito. Sería todo un desafío armar una obra de noventa minutos en tres semanas, lo cual incluía ensayar, filmar, montar y completar la postproducción. Pero sabía, por mi estudio de la Ciencia Cristiana y mis oraciones, que el proyecto ya estaba completo y que podía descubrir esto de la manera en que Dios indicara. Resultó ser una gran bendición para muchos profesionales desempleados de la industria del entretenimiento.

Ha pasado casi un año desde el comienzo de estos sucesos, y al reflexionar sobre esta experiencia, estoy más que agradecida de que todas nuestras necesidades hayan sido ampliamente satisfechas. Me siento profundamente emocionada de que en medio de una crisis global haya podido experimentar tan tangiblemente el hecho espiritual de que todos ya somos completos en Dios —que nada puede “confinar” las ideas de Dios o arrebatar lo que ya está presente— Dios, que es la Vida, la Verdad y el Amor infinitos. ¡Eso es suficiente para todos nosotros!

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