Voy a decirte la verdad: siempre he sido una planificadora. No saber mi próximo paso me volvía loca. Recientemente, tuve que enfrentar este sentimiento.
En diciembre, terminé mi último semestre de la universidad. Había decidido quedarme un semestre más y sabía que era la decisión correcta; me había llegado muy claramente al orar por ello. Sin embargo, esto quiere decir que me gradué en diciembre, y déjame decirte que tratar de encontrar trabajo en medio de la temporada navideña, por no mencionar durante una pandemia mundial, es una tarea abrumadora.
Durante mi último semestre, solicité más de cincuenta puestos sin resultados positivos. Parecía que no había un trabajo para mí, que no me necesitaban. Me resultaba imposible luchar contra los sentimientos de desilusión y desesperanza que me invadían cada vez que recibía un rechazo.
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