Al ver a mi pequeño sobrino corretear con mi perra mientras se perseguían en el parque, no pude evitar sonreír y reírme de sus risitas y gritos de pura alegría cuando la llamó para que lo persiguiera y ella gustosamente salió corriendo tras él. En ese momento, con el aire fresco del otoño y las hojas rojas y doradas en los árboles, todo parecía perfecto y el mundo se sentía lleno de amor, vida y alegría.
Más tarde, después que el niño se marchó, me puse al día con las noticias. Parecía que el mundo estaba en una condición bastante crítica. Me pregunté cómo podía, en un solo día, tener un momento tan hermoso y lleno de alegría, y luego sentir tanta frustración y tristeza por el estado de las cosas. A veces puede parecer como si nuestra salud, gobierno, economía, básica decencia humana y la estructura de nuestras comunidades estuvieran pendiendo de un hilo. Nada de esto parece cosa de tomar a risa.
Así que, conforme a todo esto, ¿está bien reírse y sentir alegría en momentos como este?
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!