Volver a la fuerza laboral no tiene que ser una tarea desalentadora o aterradora, me dije a mí misma. Sí, había estado alejada de mi profesión durante unos años, pero ese parecía ser el momento adecuado para regresar, así que volví mi cabeza en esa dirección con cauteloso optimismo.
Obviamente, tuve dudas, entre ellas que quizás mis habilidades estaban faltas de práctica, no sabía la terminología actual o no conocía los últimos y mejores métodos y tecnologías. O tal vez nadie me contrataría. Pero seguía teniendo la sensación de que ese era el momento, así que empecé a orar al respecto, como suelo hacer cuando tengo que enfrentar un problema o tomar una decisión.
Empecé afirmando que Dios, la Mente divina, estaba coreografiando mi vida, incluso mi carrera. Esto no significa que Dios esté consciente de todos los detalles de nuestra vida, sin embargo, lo que necesitamos saber sale a la luz cuando tomamos consciencia del amor de Dios por nosotros y por toda la descendencia de Dios. En la realidad espiritual, yo no era una mortal obstinada o preocupada tratando de decidir qué hacer, sino la hija preciada de Dios, escuchando para recibir la guía y la dirección de su Padre-Madre Dios. A medida que toda la creación expresa la armonía y el equilibrio perfectos de Dios, cada uno de nosotros tiene su lugar y actividad correctos en esta creación, y al confiar en la dirección de la Mente divina, sentimos la guía de la Mente de maneras muy prácticas.
Continué razonando que no había nada fortuito o riesgoso en confiar en Dios para que me guiara hacia adelante, porque la Mente divina nos coloca a cada uno de nosotros justo donde podemos utilizar mejor nuestros talentos y atributos únicos. Después de todo, continuó mi oración, mi verdadera ocupación (¡y deseo!) es servir a Dios y a la humanidad, así que seguramente Dios me está guiando en este esfuerzo. Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana, escribió: “Ahora bien, este mismo Dios es nuestra ayuda. ... Él tiene misericordia de nosotros y dirige todas las actividades de nuestra vida” (La unidad del bien, págs. 3-4).
Esta declaración del libro de texto de la Ciencia Cristiana fue alentadora: “El Amor inspira, ilumina, designa y va adelante en el camino" (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 454). Fue reconfortante saber que el Amor divino, Dios, nos inspira a avanzar en la dirección correcta, es decir, nos da el ímpetu o la intuición en cuanto a qué debemos hacer. Entonces, si necesitamos más ayuda, Dios ilumina el camino. (Sonreí al pensar en mi trayectoria profesional iluminada como si alguien estuviera alumbrando la senda con una linterna.) Si necesitamos aún más dirección, Dios designa el camino, ¡lo señala de inmediato! Y, finalmente, si aún no lo hemos encontrado, el Amor divino nos toma de la mano y nos lleva hacia adelante. No hay necesidad de temer, porque el Amor divino se asegura de que lleguemos exactamente a donde pertenecemos.
Si estás buscando trabajo, o comenzando uno nuevo, el Dios que es Amor está contigo guiándote.
La Biblia también fue una fuente de inspiración. El profeta Isaías aconseja: “Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda” (Isaías 30:21). No hay oportunidad de errores o pasos en falso cuando la Mente divina nos dirige a nuestro lugar correcto, dondequiera que sea y lo que sea.
El miedo y las dudas acerca de regresar al trabajo disminuyeron a medida que continué orando con la certeza de que no estaba haciendo esto sola, sino con la cuidadosa guía y atención de la Mente divina, el Amor divino.
Pronto se abrió una oportunidad temporal a tiempo parcial en mi línea de trabajo. Tengo que admitir que el primer día tuve algo de temor, pero fui a trabajar sabiendo que estaba haciendo lo que Dios me había guiado a hacer, y Él me vería durante el día. Todo salió bien, y pronto ese puesto se expandió a un trabajo de tiempo completo que llevó a muchos años de alegría y progreso en mi profesión, de maneras que no había experimentado antes. Estaba muy agradecida por la guía y la seguridad del Amor divino.
Cuando es el momento adecuado para volver a trabajar, ya sea que hayamos estado fuera por unas semanas o unos años, y se debió a un asunto familiar, un despido, una jubilación o una pandemia global, podemos estar seguros de que Dios nos está guiando a la situación correcta, y encontraremos que una bendición nos está esperando a nosotros y a todos los que encontremos en el camino.
