Había algo en la foto de Ucrania en los comentarios de mis redes sociales que no parecía del todo correcto. Inspiraba sentimientos de valor e hizo que mi corazón se llenara de orgullo. Pero un pequeño signo de interrogación se cernía sobre mi cabeza; no estaba convencida de que fuera real.
Tras investigar por unos minutos (¡Gracias, búsqueda de imágenes invertidas!) fue obvio que mi intuición había sido correcta. La foto era legítima, pero la forma en que estaba rotulada era falsa. Era una foto del pasado que había sido marcada como si fuera del presente. Después de que la verdad fue expuesta, alguien escribió “Clásica desinformación”.
No tienes que ser un pensador espiritual para estar alerta a la desinformación, sin embargo, esta breve experiencia destaca que la espiritualidad nos equipa de una manera poderosa para ser guerreros en pro de la verdad.
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