De acuerdo con ACNUR, Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, a finales de 2020, más de ochenta y dos millones de personas fueron desplazadas por la fuerza fuera de su país de origen como refugiados o internamente dentro de las fronteras de su nación (unhcr.org).
Este número es de creciente preocupación aquí mismo, en mi propio país. En las últimas semanas y meses, las personas en Etiopía, donde vivo, están siendo desplazadas internamente debido a una escalada de la guerra civil, y algunas están huyendo a países vecinos. He estado profundamente angustiada por la magnitud de este problema y lo que he estado escuchando en las noticias y en la comunidad que me rodea.
Cada vez que enfrento noticias preocupantes, recurro a la oración. Pero cuando un problema se ha extendido tanto y parece tan colosal, ¿cómo podemos orar con eficacia? Un día, una respuesta me llegó fuerte y clara en estas palabras sobre Dios del Himno 136 del Himnario de la Ciencia Cristiana: “Contigo Mi presencia irá; / te brindaré la paz” (Violet Hay, © CSBD). Dios me dio esta respuesta, que, curiosamente, también me había ayudado a orar acerca de mis propios sentimientos sobre el desplazamiento algunos meses antes.
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