La desinformación es una de las armas más eficaces esgrimidas por los adversarios de hoy en día. ¿Cómo puede alguien saber qué es verdad y protegerse del perjuicio del engaño?
Esta pregunta es tan antigua como el tiempo. La Biblia relata que los primeros seres humanos, Adán y Eva, se encontraron con una campaña de desinformación muy convincente emprendida por una serpiente parlante, la que afirmaba que las cosas serían mejores para ellos si desobedecían a Dios, el bien. Creer en el engaño no terminó bien para ellos.
Esta alegoría nos enseña a evaluar cuidadosamente lo que aceptamos como verdadero. Afortunadamente, la Biblia también ofrece un remedio para la tergiversación y la desesperación: las enseñanzas y el ejemplo de Cristo Jesús. Cuando Satanás trató de engañarlo, Jesús —cuya receptividad a Dios le daba agudeza mental y sabiduría— reprendió al perpetrador: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás” (Mateo 4:10). El rechazo de Jesús afirmó su seguridad y silenció las mentiras.
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