Hace unas semanas, algunos amigos estaban debatiendo la pregunta: “Si supieras que mañana es tu último día en la tierra, ¿qué harías diferente?”. Mientras escuchaba, me encontré reflexionando sobre una idea muy diferente en la que a menudo he pensado: “Si comprendieras que la Vida es eterna, ¿qué harías diferente?”
Hace años, leí algo en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, el libro de texto de la Ciencia Cristiana, que realmente me hizo detener. La autora Mary Baker Eddy escribió: “La Vida es eterna. Debiéramos descubrir esto y comenzar a demostrarlo” (pág. 246).
Esto no es lo más fácil de asimilar cuando estamos de duelo, o cuando los titulares nos hablan del dolor y el sufrimiento de otros que han perdido a sus seres queridos. Pero en su ministerio sanador Cristo Jesús demostró en más de una ocasión que la verdadera vida es eterna, incluso a través de su propia resurrección. Él no hizo esto sólo para su propio beneficio o la edificación de sus discípulos inmediatos, sino como un ejemplo para todos nosotros.
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