El amor de Dios por Sus hijos es ilimitado; por lo tanto, hay posibilidades ilimitadas a la mano para que recibamos Sus bendiciones. Eso puede parecer difícil de entender en tiempos difíciles, pero mi esposo y yo tuvimos una hermosa prueba del cuidado y la provisión de Dios, a pesar de las restricciones impuestas durante la pandemia.
Después de ser “aves migratorias” durante muchos años, hace un tiempo decidimos que era hora de vender nuestra casa en el norte y vivir en un clima más cálido todo el año. El mercado de la vivienda estaba débil, pero tuve la intuición espiritual de preparar la casa como si no fuéramos a regresar cuando nos dirigiéramos al sur a pasar el invierno.
Estábamos al tanto de las estadísticas, que solo un porcentaje muy bajo de compradores viene como resultado de una jornada de puertas abiertas para que visiten la casa. Sin embargo, como resultado de la oración obtuvimos una directiva silenciosa y decidimos hacerlo tres veces. He recurrido a Dios en busca de guía toda mi vida y he aprendido que la oración consiste en estar dispuesto a escuchar, tener la profunda confianza en que los mensajes de Dios pueden recibirse claramente y son prácticos.
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