Hace aproximadamente un año, durante las vacaciones escolares de Pascua, recibí visitas en nuestra residencia familiar. El plan era que se quedaran dos semanas. Aunque había estado deseando verlos, me pareció que nuestra situación financiera era demasiado inestable como para alojar huéspedes durante un período prolongado. Me preocupaba que su estancia con nosotros no estuviera llena de momentos de alegría y felicidad compartidas.
Recurrí a la Biblia en busca de inspiración. Estas preguntas del apóstol Pablo me desafiaron a pensar de manera diferente acerca de la situación: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?” (Romanos 8:35).
Orar razonando con el Salmo 23 me trajo algunas respuestas y consuelo. He aquí algo de la inspiración que me llegó:
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