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Original Web

Las soluciones de Dios

Del número de marzo de 2023 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 8 de diciembre de 2022 como original para la Web.


En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy explica: “Es sólo reconociendo la supremacía del Espíritu, que anula las pretensiones de la materia, que los mortales pueden despojarse de la mortalidad y hallar el indisoluble vínculo espiritual que establece al hombre para siempre en la semejanza divina, inseparable de su creador” (pág. 491). 

Podemos preguntarnos: ¿Cuáles son las “pretensiones de la materia” que el Espíritu, Dios, anula al revelar nuestra verdadera naturaleza como hijos de Dios? No pueden ser otra cosa más que aquello que sugeriría que hay vida e inteligencia en la materia, como la enfermedad, la escasez o la insatisfacción; en resumen, todas las formas de limitación.

Cuando nos enfrentamos a un problema o a una situación delicada, el reconocimiento sincero y profundo de que Dios, el Espíritu, gobierna todo el universo suprema, perfecta y armoniosamente nos libera de la limitación, y saca a luz las soluciones apropiadas. Pero ¿cuáles son las características de estas soluciones;  son limitadas, temporales, poco confiables? ¡De ninguna manera!

A lo largo de mi vida, como alumno de la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, siempre he valorado obtener una mejor comprensión de las historias bíblicas. Cada una tiene pequeños tesoros que nos revelan, paso a paso, la verdadera naturaleza de nuestro Padre-Madre Dios.

Una vez, fue la historia de un hombre llamado José lo que realmente me llamó la atención. Mientras lo leía, descubrí algo nuevo para mí, tan nuevo que realmente llenó mi corazón de gratitud a Dios.

Cuando se le pidió que interpretara un sueño que el Faraón había tenido, José humildemente entendió : “No está en mí: Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón” (Génesis 41:16). De esta manera, José reconoció la supremacía del Espíritu, la Mente. Es Dios quien crea en nosotros el deseo y la capacidad de hacer el bien, y nos da la inteligencia para manejar cualquier tipo de situación. Al volverse a Dios, José se liberó de un sentido personal de responsabilidad de descifrar el sueño, y dejó que Dios lo guiara. 

Lo que más me sorprendió fue la respuesta que Dios le dio a Faraón a través de José. Él no se limitó simplemente a interpretar el sueño. Por el contrario, ofreció una solución; una que salvó del hambre a personas de muchas naciones. Sus respuestas y acciones impulsadas por Dios evitaron los nefastos efectos de una hambruna que los afectaría en el futuro.

Al reflexionar sobre esto, podemos ver que las soluciones que da Dios siempre nos llevan hasta el final. Las soluciones divinamente inspiradas distan mucho de ser limitadas y poco confiables. Más bien, son eficaces y preventivas, y reflejan plenamente la naturaleza de Dios, el bien.

Dios es omnipotente, y lo que Él da refleja la omnipotencia con toda precisión. Ya sea que demos un examen, nos sintamos enfermos o enfrentemos otro tipo de problema, Dios siempre nos envía inspiración sanadora a cada uno de nosotros. Esta inspiración es siempre completa, total. Incluso nos prepara para lidiar con situaciones que parecen estar ocultas para nosotros en ese momento. No hay área de la vida donde la ayuda de Dios sea ineficaz.

Este poder del Espíritu también nos revela que ya tenemos, desde el principio, todo lo que se necesita para superar la situación que enfrentamos. Cualquiera sea la naturaleza del problema, tenemos la capacidad y la destreza para encontrar soluciones óptimas.

Y todo esto se debe a que las soluciones divinas emanan del hecho de nuestra relación con Dios, que es la del Principio divino y su idea, el Progenitor divino y la descendencia espiritual. La Sra. Eddy, la Descubridora, Fundadora y Guía de la Ciencia Cristiana, explica en sus Escritos Misceláneos 1883-1896: “Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria. Nunca pidáis para el mañana; es suficiente que el Amor divino es una ayuda siempre presente; y si esperáis, jamás dudando, tendréis en todo momento todo lo que necesitéis. ¡Qué gloriosa herencia se nos da mediante la comprensión del Amor omnipresente! Más no podemos pedir; más no podemos desear; más no podemos tener. Esta dulce seguridad es el ‘Calla, enmudece’ para todo temor humano, para el sufrimiento de toda clase” (pág. 307).

Incluso si un problema parece difícil de superar, podemos reconocer que, puesto que “El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida” (Job 33: 4), expresamos aquí y ahora la intuición, la inspiración y la capacidad de encontrar soluciones apropiadas.

Experimenté esto cuando llegó el momento de dar el examen nacional que mi país requiere al final del bachillerato. En primer lugar, el examen es intimidante, y se nos comunicó que la suerte jugaba un papel más importante que el estudio para determinar qué estudiantes aprobaron. Orar a Dios me trajo la confianza de que todos los participantes eran capaces de expresar inteligencia, justicia, honestidad y paz interior. 

Dejar que Dios guiara mi enfoque para el examen me liberó del temor, incluso cuando me dijeron que no aprobaría a menos que pagara un soborno (lo cual no hice). ¡Imagínense mi alegría cuando me enteré de que yo había aprobado, así como todos los demás en mi sala de examen! (Puedes leer más sobre esta experiencia en mi artículo “Prayer takes the fear out of school exams”, en el número de mayo de 2020 del Journal.)

En cualquier ocasión, podemos dejar humildemente que Dios nos guíe a discernir y experimentar la Verdad divina más plenamente. 

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