La Biblia nos dice en Salmos 118:24 (LBLA): “Este es el día que el Señor ha hecho;
regocijémonos y alegrémonos en él”. No obstante, había momentos en que no tenía ganas de regocijarme. Al final del día, agregaba a la lista del día siguiente lo que no había podido completar. Esto se convirtió en motivo de estrés, y a menudo me quejaba con los que me rodeaban sobre esta situación. No usaba mi día de la mejor manera como para completar proyectos y cumplir con mis responsabilidades y compromisos. Me di cuenta de que el sentimiento “Que tengas un buen día”, que a menudo nos decimos unos a otros, parecía significar simplemente esperar lo mejor.
Pero, por medio de mi estudio de la Ciencia Cristiana, sabía que podía hacer algo más que desear que las cosas salieran bien. Podía volverme a Dios y escuchar para recibir una guía práctica y espiritual. Mientras oraba pensando en mi situación, una de las cosas que encontré útil fue el Himno 519, del Christian Science Hymnal: 430-603, que un amigo había compartido recientemente conmigo .
El himno comienza:
“Apóyate en el infinito sostenedor / y recibirás bendiciones. / No te apoyes en persona, lugar o cosa”.
En lugar de tratar de manipular las circunstancias humanamente, lo cual era muy frustrante, encontré la confianza espiritual para apoyarme en Dios, el infinito sostenedor a fin de obtener las respuestas correctas. El himno continúa:
“Este es el Camino equilibrado. / Está libre de voluntad propia, presión, estrés; / recibe con agrado el día de Dios” (Jill Gooding, © CSBD).
Estas palabras elevaron mi pensamiento espiritualmente y me proporcionaron el plan para seguir adelante.
Sabía que el gobierno perfecto de Dios se podía ver en la armonía de mi interacción diaria con los demás. Al declarar a lo largo del día que el Amor divino está a cargo de mis asuntos, y ser receptivo a la guía y dirección del Amor, mi día reflejaría ese ajuste perfecto de las ideas de Dios. Entonces esperaría tener éxito al llevar a cabo lo que necesitaba hacer.
Como ideas espirituales de Dios, ya estamos en el lugar que nos corresponde, justo donde necesitamos estar, para expresar y glorificar a Dios y ser una bendición para los demás. Puesto que Dios me estaba guiando, tenía que dejar de lado la obstinación al tratar de controlar las circunstancias. Necesitaba ceder a la dirección de la Mente única. Comencé a reconocer el control del Amor en cada aspecto de mi día, ¡hasta donde iba a almorzar! Empecé a comprender que mi día era el día de Dios. Esto cambió mi perspectiva por completo. Ahora estaba abierto a lo que Dios tenía reservado para mí, incluso ser más útil para los demás. Cada día se volvió más lleno de propósito, yo estaba menos estresado y me volví más paciente y tolerante con los demás.
Mientras oraba para saber que Dios me daría oportunidades de ayudar a los demás, un hombre de negocios que no había visto en mucho tiempo se comunicó conmigo para que ayudara a facilitar un acuerdo de negocios, lo que hice con mucho gusto. Sabía que ambas partes podían ser bendecidas por esta transacción de una manera justa y equitativa. La transacción se completó y todos agradecieron por el armonioso resultado. Mi asociación y amistad con este hombre se han renovado y demostrado ser útiles para ambos, y me permitieron establecer una nueva relación comercial. (¡A propósito, los que me rodean no extrañan las quejas!)
Al final de cada día, mi corazón se llena de gratitud por la gracia, la paciencia y el amor que Dios me ha manifestado y permitido expresar a los demás.
Ahora, cuando me levanto cada mañana, espero con ansias el día que Dios ha planeado, y tú también puedes hacerlo. ¡Alégrate y está agradecido!
