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Original Web

Un matrimonio restaurado

Del número de enero de 2024 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 9 de octubre de 2023 como original para la Web.


He tenido muchas curaciones de problemas de relación y desafíos físicos en los últimos cincuenta años. La curación de una crisis en mi matrimonio ha sido un faro maravilloso para mí. 

Conocí a mi esposo en Berlín, Alemania, mi ciudad natal. Él era un soldado estadounidense estacionado allí, y nos conocimos en el Foro Juvenil de la Ciencia Cristiana. Después de comprometernos, planeamos mudarnos a su ciudad natal en los Estados Unidos. Basé mi decisión de dejar a mi familia y mudarme a un país lejano en que ambos habíamos sido criados en la Ciencia Cristiana. Hasta el último momento antes de nuestra boda, oré a Dios para que guiara mi decisión, haciendo de la Ciencia Cristiana la base fundamental de nuestro matrimonio. 

Hace varios años, mi esposo comenzó a actuar de manera muy extraña, y en un momento me dijo que ya no me amaba. Comencé a orar por esto, ya que sentía como si algo malévolo estuviera presente en mi hogar, pero continuó durante varios meses. 

Contemplé divorciarme, ya que el carácter de mi esposo parecía haber cambiado drásticamente. Pero primero me volví de todo corazón a Dios. Además de estudiar regularmente las lecciones bíblicas semanales del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, escuchaba una grabación del Christian Science Sentinel Radio titulada “Relaciones”. Me resultaba inspirador porque declaraba que Dios, el Amor, es el poder sanador en todas las relaciones. Acepté esto por completo y me sentí totalmente una con el Amor divino.

También me inspiró un artículo en The Christian Science Journal titulado “The accuser cast down” (Helen Cornish Keller, March 1971). Declaraba que el Cristo no está dividido. Esto me hizo reflexionar por un momento, ya que había estado sintiendo que mi esposo no se asemejaba mucho al Cristo. Esta declaración me hizo darme cuenta de que nadie puede dejar de ser el hijo de Dios.

Un día, mientras mi esposo me gritaba, lo miré y sentí mucho amor por él. De inmediato, todo cambió. Fue como si el mal que había estado trayendo problemas a nuestro hogar simplemente se hubiera desvanecido. El carácter genuino de mi esposo fue restaurado en el acto, y en ese momento reanudamos una relación armoniosa. Lo que siguió fue un tiempo de renovación total, lleno de tierno amor expresado el uno por el otro hasta su fallecimiento hace tres años. Jamás hablamos de ese tiempo tan difícil de nuestro matrimonio, pero este nuevo comienzo bendijo profundamente nuestro matrimonio de casi cincuenta años.

Fue un enorme trampolín en mi crecimiento y progreso espiritual. Más tarde, cuando fui elegida para servir como Lectora en mi iglesia filial, fue un momento muy feliz, ya que sentí mucho amor por Dios y por toda la humanidad. El poder del Amor, Dios, demostró ser concreto y práctico.

Estoy muy agradecida de ser estudiante de la Ciencia Cristiana.

Christine Endicott
Fishers, Indiana, EE.UU.

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