Un practicista de la Ciencia Cristiana me dijo una vez que los mensajes angelicales vienen con la acción; no son solo buenos pensamientos, sino que entrañan resultados.
Había estado dedicando gran parte de mi tiempo a orar y pensar en la iglesia. Nuestra iglesia tenía algunos desafíos. El edificio necesitaba arreglo; lo que costaría mucho dinero. Y la asistencia en persona a nuestros servicios se había reducido después de la pandemia, ya que más individuos continuaron asistiendo a los servicios en línea.
Nos comunicamos con La Iglesia Madre en busca de apoyo. Alguien del Departamento de Actividades de la Iglesia se reunió con nuestros miembros por Zoom y nos ayudó a recuperar nuestro enfoque: la curación. Nuestros miembros se sintieron inspirados y animados, pero los desafíos continuaron.
Con una escasa membresía, la gente debía realizar muchas tareas. Se esperaba que todos fuéramos ujieres, maestros de la Escuela Dominical y voluntarios de la Sala de Lectura. Necesitábamos presidentes de comités, así como gente que supiera de tecnología para nuestros servicios híbridos (tanto en persona como en línea). Y, por supuesto, necesitábamos cubrir los otros puestos esenciales de tesorero, secretario y Lectores.
Yo enseñaba en la Escuela Dominical los domingos por la mañana, dirigía la parte en línea de nuestros servicios híbridos desde mi casa los miércoles por la noche y servía como miembro de la comisión directiva. Además de eso, vivir a una hora de la iglesia era un desafío. Me parecía que este acuerdo no era sostenible.
Así que tomé la iniciativa de buscar que nuestra iglesia se convirtiera en una sociedad de la Ciencia Cristiana. Siempre me había resistido a esta idea, ya que la consideraba un paso más cerca de la disolución. Sin embargo, me comuniqué con el Departamento de Actividades de la Iglesia de La Iglesia Madre y me ayudaron. Me sentí muy reconfortado y preparado por nuestra conversación. Me enteré de que cambiar de iglesia a sociedad no tiene por qué ser un retroceso, ni es un paso hacia la disolución. Decidir ser una sociedad podría ser una oportunidad para volver a priorizar nuestro trabajo de curación y enfocarnos en hacer algunas cosas bien en lugar de tratar de hacer todo.
Había una urgencia por cubrir los puestos, ya que se acercaba el verano y muchos de nuestros miembros viajaban durante esta temporada. Las sociedades no tienen la obligación de mantener una Sala de Lectura o una Escuela Dominical, ni de celebrar servicios los miércoles u ofrecer una conferencia anual de la Ciencia Cristiana; aunque, no obstante, todavía tienen la opción de hacer estas cosas. Tener esta flexibilidad sería útil. Parecía que convertirse en sociedad era la respuesta. Sin embargo, al orar no abordé el asunto con una noción o sentimiento determinado.
Antes de la reunión en la que los miembros de nuestra iglesia debían votar sobre si convertirse o no en sociedad, envié mis hallazgos en un informe a nuestros miembros para que reflexionaran y oraran. La comisión directiva de la iglesia también envió lecturas de la Biblia y Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, de Mary Baker Eddy, como parte de nuestro mensaje metafísico mensual a nuestros miembros llamado “Ideas para reflexionar”. Incluyeron la parábola de Jesús del sembrador, en la que las semillas representan la Palabra de Dios. El Maestro dijo: “Mas la que cayó en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia” (Lucas 8:15). Yo estaba orando para ver que la iglesia estaba llena de buenos miembros que eran receptivos y pacientes. Ciencia y Salud dice: “Cuando esperamos pacientemente en Dios y buscamos la Verdad con rectitud, Él endereza nuestra vereda” (pág. 254).
Durante el tiempo previo a nuestro encuentro, me aferré con firmeza a la idea de que la Mente divina única gobernaba y dirigía todo. Me preguntaba cómo podía haber una Mente operando si claramente había dos opciones diferentes, y dos lados diferentes en términos de lo que la gente quería hacer. Un practicista compartió conmigo la verdad de que la voz de Dios es universal. Todos somos capaces de escucharlo y comunicarnos con una sola voz, ya que reflejamos a Dios. Razoné que el resultado de escuchar la voz de Dios es paz y armonía. La Mente única nos estaba mostrando que todas nuestras necesidades eran satisfechas. La Mente única nos estaba liberando de cualquier sentimiento de que la iglesia era una carga.
Una o dos semanas antes de nuestra reunión de negocios, surgieron algunas ideas. Varios miembros se ofrecieron como voluntarios para ser Lectores durante el verano y otros aceptaron enseñar en la Escuela Dominical. ¡Parecía que teníamos lo que necesitábamos y que nos liberábamos de las cargas! Al entrar en la reunión, sentí libertad y estuve totalmente abierto a escuchar la guía de Dios.
Los miembros tuvieron una charla maravillosa y vibrante. Decidimos seguir siendo una iglesia, ya que cumplíamos con ambos criterios para calificar como iglesia filial y teníamos suficientes voluntarios como para llenar los puestos necesarios. Sentí que el peso de la responsabilidad desaparecía. Mi horario se distendió y pude seguir haciendo la parte en línea de nuestros servicios híbridos los miércoles por la noche durante todo el verano. ¡Y lo hice con alegría! Este es otro ejemplo más de que la oración nos ayuda a todos a ver a la Mente única en acción.